Los abogados también tienen apps (y son para todos)
En la carrera tecnológica, los servicios legales van detrás, pero ya surgieron nuevos modelos de negocio que rompen con los despachos tradicionales.
Si como dijo el director de la automotriz Daimler, “mi competidor ahora es Telsa, Microsoft y Apple”, es inminente que la forma de hacer negocio de los despachos legales en el mundo tiene que cambiar. La pregunta en el aire es “¿de qué manera?”. Seguramente incluirá tecnología que haga la identificación de las personas más certera y segura, como Blockchain, y la adaptación de inteligencia artificial. Pero mientras eso sucede, en nuestro país surgen nuevas iniciativas para ofrecer servicios legales.
No es ningún secreto que se trata de un oficio poco proclive a la innovación, pues en gran medida se trata de dar un servicio personalizado para las necesidades de sus clientes, que jamás querrán ser defendidos por un robot.
Pero no hagamos ciencia ficción. Han surgido dos iniciativas de jóvenes egresados de escuelas de leyes que aprovechan la tecnología y la llamada economía colaborativa (como el modelo que puso de moda Uber). Del lado de los despachos legales –que ostentan los nombres de sus fundadores y en donde todos visten rigurosamente de traje– se espera una resistencia natural. Pero en el mercado laboral se puede tratar de una nueva manera de emplear (muchas veces por hora) a abogados capacitados para dar servicio muchas veces a distancia. Con la ayuda de la tecnología, claro.
Aquí repasamos el primero de los dos emprendimientos que, en México, buscan aprovechar las oportunidades que los grandes despachos dejan desatendidas y, cómo gracias a estar conectados por la tecnología, dan un servicio que la vieja escuela se resiste a ver como competencia real.
A ESTANDARIZAR LA INDUSTRIA
Luis Cárdenas, egresado de la Escuela Libre de Derecho y Víctor Castañeda, de la Universidad Iberoamericana, trabajaron en despachos como González Calvillo, S.C. y Ritch Mueller, donde atendieron a clientes como Nissan Renault Financiera, Crédito Real, Wells Fargo, JP Morgan, entre otros.
A lo largo de su práctica profesional como abogados se dieron cuenta que ciertos contratos se podían estandarizar. Y también cómo los clientes valoraban más la eficiencia, rapidez y facilidad en los procesos transaccionales que son clave para no detener una venta, por ejemplo, que el trato personal. Su propuesta fue hacer todo más rápido, con la misma eficiencia y de manera remota.
Con su proyecto de negocio lograron levantar 1.3 millones de pesos para crear Licity, una app que permite crear, firmar y enviar contratos válidos desde tu smartphone. Actualmente Licity ofrece la descarga de la versión beta de la app con todas sus funciones de manera gratuita. La versión 2.0 contendrá funciones por las que habrá que pagar.
También cuentan con la API Licity, que es un sistema con el que cualquier negocio en línea puede conectarse al sistema para que sus usuarios puedan firmar sus contratos (algo similar a cuando se abre la ventana de Facebook para registrarte con esas credenciales en el sitio de un tercero). Es esta parte donde Licity requiere suscripción y pago de licencia anual por parte del negocio que usa sus servicios, de donde esperan tener sus ingresos.
Es decir, si tu empresa requiere que tus empleados remotos firmen un convenio de confidencialidad o un contrato de prestación de servicios, Licity puede facilitarlo, sin necesidad de citarlos en tus oficinas.
Ya cuentan con un grupo de prueba de alrededor de 350 usuarios en la app móvil y cuatro empresas en la prueba piloto de la API empresarial. Con ellos buscan optimizar el servicio y aprender de su retroalimentación, para reducir los costos en servicios legales, operativos y de logística.
Detrás de Licity se encuentra un equipo de no más de 10 abogados (entre ellos Luis y Víctor, claro) que han apoyado y asesorado a startups y otras empresas, desde su constitución hasta procesos de negociación con fondos de capital privado y riesgo para la inversión de capitales. Está abierta la plataforma para nuevos clientes, pero no está enfocada a reclutar nuevos abogados.
Sus usuarios primerizos tienen perfil de emprendedores y freelancers que utilizan la app móvil sin costo para trámites estandarizados, como la firma del convenio de confidencialidad, el contrato de prestación de servicios o el contrato de desarrollo web, formatos que ya están disponibles en la app para cualquiera. En la API empresarial, se busca atraer empresas con necesidad de automatizar su proceso de adquisición de clientes, como arrendadoras, financieras, fintech, entre otras, con formatos que se ajustan a cada empresa.
Su modelo es similar al ‘freemium’, donde ofrecen al usuario una probada de sus servicios gratis. Ya si alguno busca contratos hechos a la medida, tendrá que pagar extra. Todo desde la app. La automatización permite además organizar los contratos vigentes con los que cuenta el cliente, algo muy útil a la hora de un conflicto que se requiere resolver inmediatamente.
A diferencia de quienes solo dan asesoría personalizada (y cobran por hora), en Licity hacen una labor educativa al señalar a los involucrados las consideraciones indispensables para crear un contrato.
Al poner contratos de uso cotidiano al alcance de cualquier persona que cuente con un smartphone y baje su app gratuita, estamos ante un cambio de paradigma. No sorprende que este año ya vayan por la segunda ronda de capital semilla.
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