Según la ONU el crecimiento económico podría volvernos más pobres
Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, recordemos que el cambio climático es un problema real.
El viernes pasado, Donald Trump conmocionó al mundo cuando anunció su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, que establece medidas para la reducción en la emisión de gases invernadero. Estados Unidos, como la economía más grande del mundo, es uno de los dos países que más emisiones tiene. Trump argumentó su decisión arguyendo que las medidas del Acuerdo de París no tendrían el efecto esperado. Sin embargo, por la naturaleza del acuerdo firmado por su predecesor, Barack Obama, Estados Unidos sólo podría retirarse del acuerdo hasta dentro de cuatro años, cuando Trump tal vez ya no esté en la presidencia.
El cambio climático es un problema real, el modelo económico usado durante el siglo XX, que hace énfasis en la producción intensiva y la explotación de los recursos naturales, no será sostenible más allá del año 2030, según asegura un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los países con un mayor índice de desarrollo humano (más de 0.8) consumen más recursos de los que el planeta puede generar. Esto produce una contradicción fundamental, pues si el crecimiento económico es el instrumento más valioso para reducir la pobreza en el mundo, ¿qué pasará cuando estos recursos terminen, finalmente, por agotarse? Según el mismo documento, el cambio climático podría aumentar la pobreza en 2030 y reducir las cosechas en 5% para 2030 y en 30% para 2080. Pareciera que el sistema económico actual destruyera con una mano lo que con la otra intenta reparar.
¿Qué hacer? La ONU adelanta los conceptos del desarrollo sostenible y el crecimiento verde como dos alternativas, que consisten en el uso eficiente de los recursos disponibles, de modo que se limite el impacto ambiental. Para ello se propone la creación de industrias verdes y la “verdificación” de las existentes. Esto implicaría un reajuste profundo en la economía, pues además presumiblemente implicaría la obsolescencia de algunas de las habilidades que la fuerza de trabajo posee actualmente y la demanda de otras nuevas.
Lo cierto es que estos cambios son necesarios para la supervivencia de la especie. Por fortuna la economía ya hecho algunos ajustes y, en la actualidad, ya cuenta con una industria robusta y con numerosos empleos. La ONU estima que en Bangladesh hay unos 3.5 millones de trabajadores relacionados a la industria verde, en Brasil 1.4 millones, 2 millones en Alemania y 3.5 millones en Estados Unidos. Esperemos que esta tendencia crezca.
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