Revelan ola de fraudes inmobiliarios en Tulum
Compradores en la Riviera Maya enfrentan desarrolladores desaparecidos, construcciones inconclusas y pérdidas millonarias

Tulum, con sus playas de arena blanca, ruinas mayas y un estilo de vida relajado, se convirtió en un imán para inversionistas que buscaban una segunda residencia o un destino vacacional permanente. Sin embargo, una investigación de Bloomberg ha sacado a la luz una realidad preocupante: cientos de compradores extranjeros han perdido sus ahorros en desarrollos inmobiliarios fraudulentos.
El caso más emblemático es el de Akela Development Group, una empresa que comercializó al menos seis desarrollos en Tulum, prometiendo lujo y diseño boho chic cerca del mar. Con acabados de parota, encimeras de granito, albercas y clases de yoga al amanecer, las propuestas parecían irresistibles. Pero tras firmar contratos y pagar grandes sumas, los compradores descubrieron que las propiedades no existían o se construyeron sobre terrenos robados.
Historias de pérdidas millonarias
Erin Norris, trabajadora de tecnología en Austin, pagó $107,000 dólares por un depa en Solemn Skyview. Cuatro años después, no hay rastro del inmueble ni de los responsables de Akela. Uno de los socios fue hallado muerto en una playa, otro supuestamente se suicidó, y el tercero huyó del país.
El caso de Tara Longwell, residente de San Antonio, ella compró un departamento como una forma de conectar con su hijo fallecido, quien amaba la cultura maya. Invirtió más de $160,000 dólares en un proyecto que prometía donar una vivienda a una familia necesitada por cada unidad vendida. Luego supo que el terreno pertenecía a otra persona.
El problema de los terrenos robados
La periodista de Bloomberg revela que muchos desarrolladores aprovecharon la falta de regulación en Quintana Roo para apropiarse ilegalmente de tierras. Una de las afectadas, Liubov Prudkovskaya, dijo que Akela falsificó documentos para vender su propiedad, adquirida legalmente en 2004.
La propia presidenta Claudia Sheinbaum reconoció en conferencia que estos fraudes son frecuentes en la región. Pidió a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y al Gobierno de Quintana Roo que investiguen el tema.
“Renderings Instagrammeables” vs. permisos reales
La abogada Estrella Ríos, citada por Bloomberg, comenta que muchos desarrolladores no contaban con estudios de suelo, permisos de construcción ni legalidad sobre los terrenos, pero sí con imágenes muy atractivas en redes sociales. Esto, sumado a la alta demanda y la falta de supervisión, creó el ambiente perfecto para el fraude.
Ríos afirma que al menos dos veces al día recibe llamadas de nuevos clientes que fueron víctimas de desarrollos fantasmas.
El caso Laguna Azul
Otro ejemplo es Laguna Azul, un proyecto con 50 unidades iniciado en 2018. Treinta y cinco compradores invirtieron millones. El desarrollador, Amir Neustdt, detuvo la construcción alegando falta de fondos, luego hipotecó el terreno por $1.6 millones y desapareció. El acreedor se apropió legalmente del proyecto, lo rebautizó como Xunic Tulum y vendió las propiedades a nuevos compradores.
Los afectados, como Martha Cardona desde Colombia, han iniciado demandas sin éxito. Muchos han invertido años y miles de dólares en abogados, sin lograr recuperar sus hogares o su dinero.
¿Un caso aislado?
El abogado Francisco Siman, que representa a varias víctimas de Laguna Azul, estima que ha visto más de 100 casos similares en la región. Menciona desarrollos revendidos varias veces, propiedades con hipotecas ocultas y edificios construidos sin permisos.
La investigación documenta que las autoridades locales han sido lentas o ineficientes para actuar. La falta de digitalización en los registros y la complejidad legal del sistema mexicano han dejado a cientos de inversionistas extranjeros a la deriva.
¿Una lección para el futuro?
No todo fue negativo. Algunos compradores, como Juan Aura, recibieron sus propiedades a tiempo y pudieron rentarlas. Pero incluso ellos vieron cómo el mercado cayó en 2022 por el exceso de oferta y la disminución de turistas.
El reportaje concluye que, aunque Tulum sigue siendo un destino atractivo, su boom inmobiliario fue tan acelerado que atrajo a desarrolladores sin experiencia, malintencionados o simplemente incapaces de cumplir sus promesas. Para los compradores potenciales, la lección es clara: investigar, verificar y desconfiar de ofertas demasiado buenas para ser verdad.
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