el Contribuyente

La auditoría al desempeño ante la igualdad de género deportivo

Para abordar la igualdad de género, es crucial prevenir actos de desigualdad y tener mecanismos para corregirlos

Desde la perspectiva preventiva y de procuración de los objetivos estratégicos de las entidades, es muy importante la auditoría al desempeño. Desde la óptica de la igualdad de género, es común que las experiencias de otras naciones nos ayuden a entender los siguientes pasos en México para lograr las metas más rápidamente en nuestra sociedad. Así, la experiencia del Título IX de Norteamérica, que lleva un poco más de 50 años procurando este tema, es guía de estas líneas.

Es notorio que tenemos deportes que generan sueldos desiguales entre hombres y mujeres a nivel profesional, así como un desarrollo potencial muy desequilibrado desde las Instituciones de Educación Superior (IES). Con la experiencia de otros países, podemos trabajar en la construcción de la igualdad de género para nuestra realidad actual.

Historia de la desigualdad de género en el ámbito atlético

Antes de 1970, las atletas femeninas no recibían becas para desarrollarse en su disciplina en los Estados Unidos; los atletas masculinos dominaban la obtención de estos apoyos. A partir de 1972, existe el Título IX que regula esta circunstancia de inequidad. Esta es una legislación a nivel del Congreso de los Estados Unidos donde se establece que ninguna persona en Estados Unidos debe ser excluida de la participación o los beneficios de programas educativos o actividades que reciban asistencia financiera federal, específicamente basados en género.

En 1975, inició la aplicación de esta ley a los programas atléticos. La aplicación y el cumplimiento de esta ley es obligatoria y puede llevar a demandas, al pago de honorarios legales y a cumplir las consecuencias de esta falla de aplicación legal. Las demandas pueden llegar a ser de hasta cien millones de dólares, dependiendo del tamaño de la institución demandada.

Aunque originalmente la igualdad de género se enfocaba en lo académico, desde 1974 existe la focalización sobre actividades deportivas, particularmente por la NCAA (Asociación Nacional de Atletas Colegiados). Esto significó que también las actividades extracurriculares estarían reguladas y se debía cumplir con la igualdad de género.

Los conflictos iniciales para incorporar la igualdad de género empezaron por las asociaciones de básquetbol y de fútbol americano que querían separarse por ser deportes que generaban utilidad o beneficio financiero. Sin embargo, esto llevó a que las autoridades nacionales incorporaran los deportes que generan utilidad y los amateurs a la misma legislación.

El Título IX obliga a un trato igualitario entre los diferentes deportes, no a gastar el mismo monto de dólares en todos ellos. Es decir, se debe regular la igualdad aun cuando se entienden las diferencias en los deportes que generan utilidades financieras. Cuando se aplicó originalmente esta normatividad, los alumnos equivalían a 60% hombres y 40% mujeres; sin embargo, en los deportes, solo el 15% del apoyo financiero llegaba para las mujeres. La única obligación igualitaria en monto financiero es en la distribución equitativa de las becas para atletas, donde debe ser el mismo monto en dólares.

El desempeño ante la igualdad de género

Los años siguientes al desarrollo tuvieron problemas con los deportes que generaban utilidades financieras (fUtbol americano y básquetbol); sin embargo, al establecer una equivalencia en los aspectos no financieros, se empezó a subsanar la desigualdad. Por ejemplo, el impulso de los deportes para las mujeres, la calidad similar de las competencias, el mismo nivel en la calidad de los uniformes, en la calidad de los equipamientos, o en los esfuerzos de movilidad por los transportes o los alimentos en competencias fuera de los campus.

Adicionalmente, a través de las “acciones inequitativas” y las “trampas de igualdad”, la auditoría fue limpiando las desigualdades. Como ejemplo: cuando las IES hacían equivalente el equipo de porristas con los equipos de fútbol, se tuvo que ampliar la revisión para evitar que los equipos de porristas se consideren deportivos porque no era una liga de competencia semanal ni de obtención de un ganador directo como lo es una liga deportiva tradicional. Otro ejemplo es el de las listas de deportistas, ya que se encontró que las listas de mujeres interesadas en un deporte eran diferentes de las listas de mujeres deportistas activas, y se aplicaron multas por estas prácticas deshonestas de simulación de la igualdad.

Fue un proceso largo, y que llevó varios años de trabajo arduo durante los años 80 y 90. Incluso, hasta nuestros días, cuando se encuentran prácticas o actos de desigualdad de facto, se continúa modificando la ley para corregir estas prácticas en Estados Unidos. Cabe señalar que las acciones judiciales son una práctica común que se ha aceptado como una manera práctica de inhibir la mala praxis de la igualdad.

Conclusiones

Cuando se habla del desempeño en temas específicos, como es el caso de la igualdad de género, es necesario entender la importancia de la prevención de actos y la posibilidad de subsanar y/o corregir las desigualdades. Este es un camino que ya ha sido transitado en otros países, como se describe en la experiencia de Estados Unidos; asimismo, es indicador de lo que viviremos seguramente sobre estos temas en México.

El tema de los atletas y los significados del deporte en hombres y mujeres, junto a los estereotipos de género, no es nuevo. Al menos se ha tratado desde hace varias décadas, aun cuando en algunos países eran temas relativamente nuevos y es un tema en desarrollo en el mundo contemporáneo.

De manera similar a otros temas que la auditoría al desempeño ha diagnosticado de manera previa, es menester dar la posibilidad y la ruta legal para generar las oportunidades de demandar, subsanar, corregir y, en su caso, castigar los actos impropios en la desigualdad. Parece claro el camino a seguir para los meses y años venideros en materia de igualdad.

Por último, la experiencia sobre este tema y las barreras en la construcción de las normas y las mejores prácticas pueden ser utilizadas para ahorrar tiempo de desarrollo en la igualdad de género en la realidad cotidiana de nuestro país, en lugar de esperar los problemas que ya han sido experimentados en otras naciones.

Salir de la versión móvil