Aunque ya existen decenas de tarjetas compatibles con las criptomonedas, la mayoría de ellas son inferiores a las tarjetas bancarias, ya que ofrecen poca funcionalidad y escasa experiencia de usuario. La tarjeta cripto PLC puede equilibrar la balanza.
La mayoría de las tarjetas cripto tienen una denominación, una jurisdicción y un público objetivo diferentes. Su descripción puede diferir, pero la mayoría de ellas se copian unas a otras en términos de funcionalidad. De hecho, cualquier tarjeta cripto existente en la actualidad es una tarjeta normal de prepago o de débito Visa o Mastercard emitida por un determinado cripto proyecto en asociación con una empresa que está oficialmente autorizada a emitir tarjetas de un sistema de pago seleccionado. La única característica que da derecho a llamarla “tarjeta cripto” es que puede recargarse con criptodivisas. Sin embargo, es necesario aclarar que, al recargar, el usuario envía un determinado número de criptomonedas, que se cambian por dinero fiduciario sin problemas. Por lo tanto, todas esas tarjetas cripto se recargan con monedas fiduciarias, no con criptomonedas.
Aunque el objetivo de las criptomonedas era romper los límites en el mundo financiero, las tarjetas cripto son muy respetuosas con las fronteras. La mayoría de las tarjetas cripto se centran en una determinada región del mundo. Algunas solo están disponibles para los residentes de Estados Unidos, otras solo se emiten para los ciudadanos de la Unión Europea. Resulta que las personas no bancarizadas, privadas de acceso a los servicios financieros, quedan fuera de la vida financiera mundial.
En general, todas estas deficiencias no son tan críticas si las tarjetas pudieran ofrecer algún servicio destacado -al menos- similar a las tarjetas bancarias por el nivel de experiencia del usuario. Pero la mayoría de las cripto tarjetas existentes ni siquiera tienen programas de lealtad o cashback, y lo más importante, tienen límites de retirada de efectivo irrazonablemente reducidos. Con el nivel actual de inflación, entre 300 y 500 dólares al día es una cantidad ridícula.
¿No es de extrañar que con cientos de millones de usuarios activos de criptodivisas, apenas haya 10 millones de titulares de tarjetas de criptomonedas en el mundo?
El ecosistema PLC Ultima, fundado por el capitalista de riesgo y emprendedor Alex Reinhardt, pretende cambiar la situación, ofreciendo un nuevo producto de tarjeta cripto-amigable con características sobresalientes. PLC Ultima es una plataforma de infraestructura masiva relacionada con la criptomoneda para diversos servicios fintech, desde el comercio electrónico hasta DeFi.
Uno de los productos del Ecosistema PLC Ultima es una cripto tarjeta. La tarjeta PLC no es inferior a sus homólogas bancarias en cuanto a la facilidad de uso. Se diferencia de los competidores por las tarifas realmente favorables y los altos límites de las transacciones. Por ejemplo, el límite mensual de la cuenta de las tarjetas PLC Standard está fijado en 150.000 EUR, mientras que este límite para las tarjetas PLC VIP alcanza los 200.000 EUR.
Las tarjetas PLC están aprobadas para el pago en cualquier tienda minorista equipada con terminales de punto de venta o tiendas en línea. La tarjeta es compatible con las principales criptomonedas, como LTC, BTC, BCH, ETH, USDT, EOS, BAT y PLCU (moneda nativa del ecosistema PLC Ultima), y con varias monedas fiduciarias, como el dólar estadounidense, el euro, el yuan chino y el yen japonés, entre ellas. El servicio de asistencia está operativo las 24 horas del día, los 7 días de la semana y admite 16 idiomas.
A diferencia de muchas otras tarjetas autoproclamadas como cripto-amigables, las tarjetas PLC no se centran en una determinada región del mundo, al contrario, tienen un alcance global, ya que pueden ser entregadas en casi cualquier parte del planeta.
La tarjeta cripto-amigable del proyecto PLC Ultima abre las posibilidades de las criptodivisas desde una nueva perspectiva, convierte el pago con criptodivisas en una realidad y ayuda a los residentes de los países en vías de desarrollo a convertirse en participantes de pleno derecho en una transformación a gran escala del mundo financiero.