el Contribuyente

Es riesgoso limitar la reforma fiscal al combate a la evasión de impuestos: CIEP

México tiene numerosas presiones en el gasto público que, dice el CIEP, no van a poder ser subsanadas con la reforma fiscal que proyecta la jefa del SAT.

México se encuentra en una situación en que el Estado tiene múltiples presiones de gasto, como la deuda pública y las pensiones. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 hizo evidentes algunos temas de atención urgente como el sistema de salud y de educación pública, así como la infraestructura.

Atenderlo requiere mayores ingresos, motivo por el cual es particularmente importante la reforma fiscal que se está preparando.

En este sentido, de acuerdo a Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), limitar los alcances de la reforma fiscal a sólo cambios administrativos y combate a la evasión de impuestos “más pronto que tarde metería a nuestro sistema fiscal en un enorme riesgo sistémico”.

En la presentación del documento Ingresos Públicos en México: Hacia un nuevo sistema fiscal, publicado por el CIEP, aseguró que es muy loable el combate a la evasión fiscal que se propone la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro.

Sin embargo, los 200 mil millones de pesos que se proyecta se incrementará la recaudación, dice, apenas equivalen al 0.8% del producto interno bruto (PIB), lo que muy probablemente sea insuficiente para subsanar las necesidades de gasto. Esto implica un riesgo macroeconómico.

Adrián García, investigador del área de ingresos e impuestos del CIEP argumentó que el impuesto sobre la renta (ISR) es la principal fuente de recursos del país.

El ISR que se cobra a las personas físicas tiene un tope del 35% en México, lo que está por debajo del promedio del 42% que se aplica en los países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Además, son pocas las personas las que pagan esta tasa, pues se aplica a quienes tienen ingresos mayores a los 3 millones 800 mil pesos. Estas personas tienen un ingreso 26 veces el tamaño del promedio del resto de los mexicanos. En cambio, en el resto de los países de la OCDE, quienes pagan la máxima tasa ganan unas 5.5 veces más que el promedio de sus respectivos países.

No obstante, reconocen que el potencial recaudatorio en las personas físicas no es grande, pues al modelar algunos incrementos de ISR para este sector se obtuvieron aumentos de no más de 25 mil millones de pesos. Además, incrementos de impuestos en este sentido afectarían a los hogares de clase media y baja.

El ISR a las personas morales es el que más deja al fisco, con una recaudación de alrededor de 3.7% del PIB. Este impuesto, dice García, también es progresivo indirectamente, pues el 63.6% de éste se cobra al decil de la población con más ingresos. Sin embargo, aquí hay una gran área de oportunidad, al tapar huecos regulatorios que permiten prácticas de elusión y evasión.

Los impuestos al consumo, como el impuesto al valor agregado (IVA) y el impuesto especial sobre la producción y servicios (IEPS), aportan el 6.2% del PIB. Sin embargo, se los considera impuestos regresivos, pues los hogares de menores ingresos pagan hasta el 6% de sus ingresos en IVA, mientras que el decil con mayores ingresos apenas paga el 1.3% por este impuesto.

Héctor Villarreal aseguró que en América Latina existe la tendencia de querer resolver los huecos fiscales con impuestos al consumo. Aseguró que gravar alimentos y medicamentos aumentaría la recaudación en 1%. Sin embargo, los esquemas de devolución no lo hacen viable.

Por ello, dice, el incremento a la recaudación se debe buscar por el ISR e incluso por impuestos sobre el patrimonio, el cual es una opción polémica pero que debería ponerse sobre la mesa.


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