Se ha detectado que los defraudadores también han intentado falsificar los datos biométricos de los usuarios, como su voz o hasta su rostro.
Todos hemos escuchado de las técnicas habituales de fraude como el pishing, en que un criminal engaña a su víctima para que le comparta información confidencial como sus datos bancarios y contraseñas.
Sin embargo, más recientemente se ha detectado que también han intentado falsificar los datos biométricos de los usuarios, como su voz o hasta su rostro.
Esto, señala Vladislav Gavrilin, especialista en manejo de riesgos asociados al sector financiero, se logra implementando “la ingeniería social, los estafadores pueden recopilar una gran cantidad de datos sobre las personas; en general, existe la posibilidad de crear un perfil completo utilizando algunas “técnicas sucias” con algoritmos especiales”.
Uno de los fraudes más comunes recae en el uso de credenciales INE robadas con las que piden préstamos a nombre de la víctima.
Por ello el experto aconseja verificar el historial crediticio periódicamente. De esta forma podrá encontrarse si hay solicitudes o préstamos desconocidos.
“Siempre es mejor reaccionar a tiempo si detectan un uso inapropiado de sus datos personales”, dijo.
Gavrilin también alerta sobre el mal uso que los estafadores pueden hacer de la información que publicamos en redes sociales. También recomienda estar atentos a las certificaciones de seguridad de los sitios web que visitamos.
Suscríbete a El Fiscoanalista (novedades y jurisprudencias en materia fiscal y laboral) y a nuestro canal de YouTube.