Tus vendedores no están “salados”: ¡la mala suerte es un mito!
Nuestro columnista experto en ventas, Adán Cortés, te explica cómo quitarte ese alto contenido en sodio que arruina los tratos de tu equipo de ventas.
“No jefe, de verdad que yo hice todo lo que tenía que hacer pero nada más no se dio, de veras yo creo que el otro mes sí llego a la cuota, tengo varios clientes muy interesados.”
“Es que ahorita la gente no está pensando en comprar, la cosa está muy difícil pero pues vamos a echarle ganas y vamos a ver que pasa…”
“No pues, si yo tuviera la zona de Perez para mí también sería muy fácil, lo que pasa es que a él le dieron la buena zona y a mí me dieron la mas chafa pero en serio, si nos cambiaran otra cosa sería.”
“Vamos a ver si se cierra…”
¿Lo has tenido en tu equipo? Ese vendedor que siempre tiene una excusa, que siempre es por alguien más, es el vendedor “salado”. Es el agente de ventas con peor suerte que hayas conocido. ¿Te identificas con él?
Hace unos años se llevó a cabo un experimento en el que se proponía a un grupo de voluntarios que contaran el número de fotografías que aparecía en un periódico. Los suertudos concluían la misión en unos segundos. En cambio, los “salados” tardaban algo más de dos minutos en completarla. ¿Cómo es posible si a los dos grupos les dieron la misma revista? Fácil, habían visto en la segunda página un gran anuncio: “Deje de contar, el periódico tiene 43 fotografías”. Más adelante se hizo lo mismo, pero el mensaje fue sustituido por otro en el que se leía: “Deje de contar, diga al controlador que ha visto este anuncio y ganará 250 dólares”. Una vez más, sólo unos pocos lo notaron.
Para entender este fenómeno, se llevó a cabo un test de personalidad. Sus resultados mostraron que las personas desafortunadas son generalmente más tensas y ansiosas. Con más investigaciones se mostró que la ansiedad perturba la habilidad de la gente de darse cuenta de lo inesperado. Las personas tienen mala suerte por dos razones: o no ven las cosas buenas que aparecen día a día; o las ven, pero no las aprovechan. Tampoco se trata sólo de aprovechar oportunidades: cuenta mucho la percepción que tienen las personas de lo que les sucede o bien tener la habilidad de convertir la mala suerte en buena.
2 consejos para cambiar la mala suerte en buena
¿Hasta aquí todo bien? Si eres igual de escéptico como yo era, seguramente estás pensando: “Si se trata de tener una habilidad para convertir la mala suerte en buena ya me amolé porque yo no la tengo.” Tranquilízate, que hoy te quiero contar cómo quitarte ese alto contenido en sodio que recorre tu cuerpo.
Las personas con mala suerte son analíticas por naturaleza y tienden a pensar demasiado en la situación, lo que termina convirtiéndose en una gran desventaja. Esto es conocido como “sobrepensar las cosas”. Este tipo de vendedores le dan mucha vuelta a todo y terminan perdiendo el partido antes de jugarlo porque su naturaleza pesimista los domina.
Si bien es cierto que a todos nos suceden cosas malas, los “suertudos” se recuperan pronto de esas experiencias. La poderosa (y aparentemente invisible) razón por la que hay gente con éxito en la vida es porque aprenden de las situaciones y siguen adelante. Aquí es donde esa mala suerte se vuelve buena. En contraste, los que se consideran “salados” se dejan arrastrar incluso por las cosas negativas más banales y creen que el futuro será lúgubre y no sirve de nada intentar cambiarlo.
El primer consejo para quitarte lo salado es:
1. No te claves en lo negativo y toma control de la situación
En resumen: ¡deja de sobrepensar las cosas! En las clases de la Escuela de la Fortuna, fundada por el doctor Richard Wiseman en la Universidad de Hertfordshire (a quien mencione en mi columna anterior), se aprende que solo tú eres dueño de tu propia suerte. A pesar de que mucha gente crea que las personas nacen afortunadas o desafortunadas, no es así. Aquí te enseñan a adoptar técnicas que pueden ayudarte a pensar y comportarte como una persona suertuda. Un buen ejercicio es que inicies y mantengas un “diario de la suerte” para que seas más suertudo. La tarea es apuntar lo más positivo y afortunado que te haya sucedido en el día, sin importar lo trivial que sea. Eso irá reforzando en tu mente que en realidad sí tienes buena suerte.
El segundo consejo, y tal vez el más difícil para una persona salada, es:
2. Confía en que todo saldrá bien
Los “suertudos” son gente optimista y siempre visualizan el éxito en todos los proyectos que emprenden. “Esperan que las cosas salgan bien, y esa convicción se convierte en una profecía autocumplida”, afirma Wiseman. Esto me lleva a reafirmar lo que decimos en los cursos que damos cuando un vendedor se vincula a una empresa: “Si quieres ser exitoso en las ventas debes sentirte y actuar como un vendedor exitoso; si quieres ser un vendedor valiente, entonces debes sentirte y actuar como un vendedor valiente. Si lo haces, algo casi mágico sucederá: cuando actúas de una manera por un largo período de tiempo, esa manera de actuar se convierte en un hábito.”
Una buena actitud frente a la vida te ayudará a seguir adelante incluso en los momentos más álgidos. Cuando desarrollas esta cualidad se produce un efecto dominó y termina atrayendo a otras personas. Tú, como gerente, observarás que cierran más tratos, generan contratos más jugosos y traen más a la compañía. Trabajando en esto se puede construir una actitud de resistencia frente a la adversidad.
Cuando tus vendedores logren romper la rutina diaria y “cambiar el chip” por uno más positivo y comiencen a sentirse mejor y más afortunados, verás cómo las cosas comienzan a cambiar.
Si quieres conseguir vendedores “suertudos” o ayudar a tus vendedores “salados” y tener un equipo comercial exitoso, contáctanos a través de nuestra página www.vendedores.work. Llena el formulario y con gusto te asesoraremos.
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