Según el banco, estos trabajadores tienen mayores ingresos que la media y se ahorran muchos gastos al laborar desde sus casas.
Derivado por la coyuntura actual por el nuevo coronavirus, muchos trabajadores han optado por adoptar como esquema laboral el ya conocido home-office.
El investigador Luke Templeman, del Deutsche Bank, propone crear un impuesto al home-office, consistente en un 5% del salario de cada día trabajado desde casa. Según el investigador, trabajar desde casa es un privilegio que debería ser pagado, con lo que además podría ayudarse a los trabajadores de menores ingresos.
El home-office es un privilegio
Los resultados de la investigación de Templeman revelaron que más de la mitad de los que trabajan de forma remota quieren seguir haciéndolo entre dos y tres días a la semana, incluso después de que termine pandemia. La recopilación de datos se realizó en septiembre 2020 a alrededor de 800 personas.
Templeman sostiene, basándose en datos del Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, que el trabajador que laboró desde su casa durante la pandemia gana más que el trabajador promedio, por lo que califica el home-office como un privilegio.
Luke Templeman manifestó que “trabajar desde casa será parte de la nueva normalidad mucho después de que haya pasado la pandemia, así como que los trabajadores remotos deberían pagar un impuesto por este privilegio”.
Además, señala, los trabajadores remotos contribuyen menos a la infraestructura de la economía que quienes tienen que trabajar presencialmente, implicando con esto que requieren menos el uso de medios de transporte, caminos y oficinas, entre otros.
Según el analista del Deutsche Bank. trabajar desde la comodidad del hogar ahorra dinero en transporte, almuerzos y limpieza. Además aumenta la seguridad y flexibilidad laboral de los colaboradores.
Acorde a la investigación, esta medida podría recaudar 48 mil millones de dólares al año en Estados Unidos, alrededor de 16 mil millones de euros en Alemania, y alrededor de 7 mil millones de euros en el Reino Unido.
El investigador propone usar estos recursos para financiar recursos para los trabajadores de bajos ingresos y aquellos trabajadores esenciales que no pueden trabajar de forma remota, como repartidores y el personal de tiendas de artículos de primera necesidad. Templeman anota que muchos de estos trabajadores, durante la pandemia han asumido riesgos de salud que los trabajadores que laboraron desde sus casas no.
Cómo se implementaría este impuesto
La propuesta propone que el empleador pagaría el impuesto en caso de no proporcionar a su empleado con el material de trabajo. En cambio, si el trabajador decide quedarse en casa en función de sus propias necesidades, se le cobrarán impuestos por cada día que trabaje de forma remota.
La investigación considera que los gastos extraordinarios, tales como electricidad, internet, teléfono y calefacción para quienes trabajan desde casa, palidecen en comparación con los beneficios.
De hecho, en países como Holanda y España, más que pensar en un impuesto para quienes laboran desde casa, proponen subsidios para este tipo de trabajadores.
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Con información de Deutsche Bank.
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