El organismo internacional también propuso hacer reformas al predial y la tenencia, así como revisar las deducciones permitidas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) evaluó que los programas gubernamentales aumentaron la presión sobre el gasto gubernamental. Consideró necesaria medidas adicionales para cumplir con los objetivos fiscales de reducción de la deuda y el déficit, y al mismo tiempo financiar el gasto.
El FMI observó que México debe aumentar sus ingresos fiscales mientras consigue un sistema tributario más progresivo. Para llevar a cabo esto recomendó aplicar el impuesto al valor agregado (IVA) a los alimentos, así como hacer una reforma al predial y la tenencia.
Cobrando un IVA de 16% a los alimentos, se produciría un ingreso fiscal equivalente a 1% del producto interno bruto (PIB). Con esta medida se vería afectada la población de bajos recursos, por ello se contemplarían ofrecer beneficios específicos como una tasa inicialmente reducida que podría suavizar la transición a la tasa de 16%.
Respecto al ISR a personas físicas y morales, propuso “racionalizar” algunas de las deducciones permitidas, que benefician a los estratos de mayores ingresos, así como ampliar el límite máximo de ISR, que ahora es del 32%.
Al igual planteó reconsiderar el plan de negocios de Pemex con el objetivo de mejorar la rentabilidad, al tiempo que se brinda alivio al presupuesto. FMI argumenta que la situación financiera de Pemex sigue siendo débil, su deuda es elevada y la producción había estado cayendo hasta hace poco. Además, respecto al plan del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de construir refinerías, dijo que es un negocio de baja producción y pérdidas.
Sobre los impuestos a la propiedad y al registro de vehículos se recomienda una reducción en las transferencias a los estados y municipios.
También observó que la reducción del IVA y el ISR en la frontera norte, “crea distorsiones y probablemente erosiona la base impositiva, y por tanto tiene que abolirse o al menos no aplicarse”.
El FMI destaca la relevancia de salvaguardar la credibilidad de la política fiscal, y afirmó que “los supuestos económicos en los que se basa el presupuesto para el año entrante son optimistas sobre el PIB, producción del petróleo e ingresos presupuestarios”.
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