el Contribuyente

¿Por qué hay que estar orgullosos de ser vendedores?

Adán Cortés nos comparte su experiencia, no como vendedor, sino como comprador. Es allí donde aprendió su oficio

Cuando me preguntan a qué me dedico o cuando debo poner un título en mis tarjetas de presentación, siempre digo que soy «Orgullosamente Vendedor». Me gustaría que cada persona involucrada en esta hermosa profesión se sintiera así de orgullosa. Seguramente que harían las cosas de mejor modo, tendrían mejores resultados. En estos días he vivido algo singular.

En la familia estamos planeando cambiar de auto y por tal razón me he encontrado visitando diferentes agencias automotrices. Las últimas que he visitado fue en lunes, el primer día laboral del año. Son dos agencias que están muy cerca y ambas coreanas.

Puedo decir que la primera que visitamos, después de un corto tiempo de espera, nos atendió un vendedor muy bueno, con buena presentación. Nos ha mostrado el auto y nos ha hablado de sus diferentes niveles de equipamiento. Posteriormente nos ha explicado detalladamente las opciones de financiamiento y ha sondeado nuestras necesidades y capacidad de pago. Nos ha dado el folleto de especificaciones del auto, su tarjeta, tomó nuestros datos y ha buscado el cierre de la venta. Salí convencido de la agencia.

Llegamos a la segunda agencia y nos encontramos con que no había vendedores disponibles, después de pasar un buen rato sin que nadie nos atendiera ha llegado un vendedor también con buena presentación y que ha ido directo al grano. No nos ha mostrado el auto, ni nos ha contado de las ventajas de los diferentes niveles de equipamiento. Ha ido directo a cotizarnos sin preguntar siquiera cuánto podemos dar de enganche. Nos ha dicho rápidamente lo que tenemos que pagar. Ha tomado una llamada de otro cliente sin darnos nuestro lugar. Cuando le he pedido el folleto del auto no tiene disponibles y sin su tarjeta de presentación: casi nos ha corrido de su lugar.

¿Tú a qué vendedor le comprarías? Si, creo que la pregunta es algo obvia pero, el año ha comenzado y con él, nuevos propósitos y metas que cumplir, para el vendedor esta es una gran oportunidad pues tenemos la hoja en blanco y las áreas de oportunidad y errores del pasado han quedado como enseñanza.

Hoy más que nunca debemos cuidar a nuestros prospectos y clientes aunque claramente no todos lo ven así. Como vemos, me preocupa que muchas personas que se dicen vendedores realmente no actúan como tal. Ven el trabajo de ventas algo temporal, en ocasiones entran en una zona de confort que lo vuelve un simple toma-pedidos.

Una cosa que tenemos muy clara en vendedores.work es que: no hay nada peor que dedicarte a algo que no te gusta, o peor aún, a algo que odias. Quienes odian su trabajo solamente hablan acerca de todos sus malestares y de lo mucho que detestan a sus clientes o a su jefe. Creemos que este tipo de personas no son vendedores.

Y es que, las personas que se dedican a hacer algo que verdaderamente aman, irradian una energía muy distinta a aquellos que solamente trabajan por necesidad. Este segundo vendedor no se siente a gusto en su trabajo y el primero que vi parecía tener una energía casi interminable. Se ve que éste disfruta su trabajo, porque quienes aman su trabajo pueden hablar por horas acerca de las mil y un maravillas de sus productos o servicios, de sus clientes o de su empresa.

Te he preguntado antes “¿a qué vendedor le comprarías?”. Ahora te pregunto “¿con cuál de los dos ejemplos que te he dado hoy te identificas?” Si estás en el segundo, estás en el mejor momento para cambiar esa actitud y comenzar una muy buena etapa en tu carrera comercial.

Recuerda que: “Quien no da resultados, da pretextos”

 

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