La mejor manera de desarrollar tu potencial creativo es ir en contra de muchos de tus hábitos y prejuicios. Aquí te damos los 16 puntos de arranque para que amplíes los alcances de tu mente.
La semana pasada empecé a merodear el tema de la creatividad y bosquejé los pasos básicos para ser una persona creativa. Pero como ando falto de ideas… ¡No, no es verdad! Más bien, porque hay mucho que decir al respecto, aquí propongo un listado ordenado de ángulos que puedes abordar para incrementar tus posibilidades de éxito. Los he dividido en cuatro campos que, espero, cobren sentido conforme se van desarrollando.
I. Sobre los malentendidos de la creatividad
1. Que no te dé miedo la imaginación
Cuando hay mucho dinero invertido, las apuestas rara vez van hacia las cosas arriesgadas. Ejemplo: la mayoría de las campañas publicitarias en México. Aburridas, predecibles y para personas con bajo intelecto que necesitan que todo esté súper claro, no vaya a ser que no entiendan el anuncio. Otro ejemplo: las películas comerciales. Predecibles, genéricas y repetitivas. Son millones de dólares, mejor apostarle a algo mediocre que tiene una proyección de ganancias modesta que ir por una posible genialidad con una taquilla imposible de prever ¿o no? ¡No! Netflix apostó millones de dólares por un filme en blanco y negro, sobre un barrio mexicano en los años 70, hablado en español y mixteco, dirigido por un mexicano y protagonizado por una mujer indígena. Si les hubiera dado miedo la genialidad, ¿habrían llegado a los premios Oscar con tanta fuerza?
2. El arte es apenas una fracción (pero es todo)
Confundimos la creatividad con el arte y es comprensible: se supone que el arte es la expresión más libre del alma humana y blablá. Mentira. El arte está absolutamente gobernado por las leyes del mercado. Por lo demás, hay creatividad en todos lados: en las estrategias de contabilidad, en las cirugías, en los portafolios de inversión y en la programación en sistemas. Eso sí, la creatividad se alcanza cuando uno puede ser llamado un artista de esas disciplinas que a simple vista parecieran tan poco “artísticas”.
3. Te rodean muchas personas tan creativas como tú: júntense
Esos artistas de disciplinas tan poco artísticas, cuando los juntas, logran verdaderas obras de arte colectivas como pueden ser: una app disruptiva, una película asombrosa, una legislación progresista, un restaurante inolvidable. El chiste es reunir talentos complementarios. Está muy bien si prefieres estar solo, pero será más difícil que te escuchen, o que resuelvas todas las variables que se presenten.
4. ¡Búrlate!
Las huestes de la intelectualidad que muy ingenuamente quieren apropiarse de las posibilidades del genio artístico, tienden a sacralizar las creaciones. El resultado es la afectación infumable de las galerías de arte, los discursos somníferos de las presentaciones de libros y los conversatorios, la exquisitez de funeraria de los recintos históricos. De los féretros sólo salen difuntos. La mejor manera de crear es subvertir con la risa las convenciones, las políticas, los protocolos, las regulaciones, las expectativas, las jerarquías. Que puede traerte problemas, sí. Pero sólo se vive una vez.
II. Sobre tu individualidad
5. Ya eres una persona creativa
Si eres un ser humano capaz de leer hasta este párrafo tienes los ingredientes de la creatividad aunque pienses que careces de ellos: capacidad de entendimiento y memoria. Sólo falta profundizar en tu campo: tal vez es la repostería, las finanzas o hacer memes. Nadie nace artista, pero todos nacemos creativos. El arte se alcanza cuando una vía creativa se profundiza con trabajo y perfeccionismo. Paciencia y constancia, nomás.
6. Sólo tú has vivido tu vida y sólo tú puedes remezclarla
¿No se te ocurre nada especial? Piénsalo bien. Cada vida es diferente y cada memoria distorsiona las cosas a su manera. Cada humano procesa datos, experiencias, métodos, sensaciones y sentimientos de modo distinto. Creatividad en sí no es crear. Es unir —remezclar, pues— dos o más ideas que antes no estaban juntas.
7. Si intuyes algo es por algo
Hay algo en tu mente que te dice que las cosas van por ahí y no por otro lado. Hay decisiones que ya tomaste incluso antes de hacerlas conscientes. Es la intuición. La has ido afinando a lo largo de toda tu vida. La intuición es muy proclive a equivocarse, pero sólo se afinará mientras más errores acumule. Y la única manera de acumular errores (y afinar la intuición) es intuyendo.
8. Tu ego es un animal salvaje, no lo domestiques (o sí)
El ego es lo que lleva a que te distingas de todo el mundo… para bien y para mal. Bien llevado te hará proyectar toda tu energía en tu creación. Mal llevado te hará alguien insoportable. Se cree que ser pedantísimo es un requisito de la genialidad. Jamás. Pedantes hay de todos los coeficientes intelectuales, ególatras los hay genios y los hay mediocres. La diferencia es si la bestia del ego está domesticada y hace maravillas, o ha poseído a la persona hasta carcomerla por dentro.
III. Sobre tus procesos creativos
9. Vete a dar un paseo (o a dormir) y regresa
A veces parece que las ideas llegan a tu mesa de trabajo sin haberlas invitado. A veces nomás no llegan. Cuando eso pasa, sal a caminar, a nadar, o a leer, al cine, a beber con los amigos o sin ellos. O vete a dormir. Descansa. Entonces te darás cuenta que las ideas no “llegan”, sino que nomás no las veías por concentrarte tanto en generarlas.
10. Cuando no puedas crear, clasifica
De acuerdo, sigue sin haber ideas. Agarra las que ya conoces y estúdialas, clasifícalas, analízalas, extrapola a partir de ellas, saca conclusiones sobre su naturaleza.
11. Atrévete a ser idiota (y sí, puedes consumir drogas)
La estupidez es una virtud cuando te devuelve a lo esencial. Si para estupidizarte necesitas ayuda química, vas. Sólo considera que ser estúpido es a veces sumamente costoso; y que la idiotez es un camino, no el único, y ciertamente no es un fin en sí mismo.
12. Haz tu buena acción (creativa) del día
Ejercicio mental: todos los días haz algo creativo de la naturaleza que sea. Toma una buena foto, da un buen discurso, encuentra una solución simple a algo complejo. Si lo haces metódicamente, tu creatividad prosperará.
IV. Sobre el arte de la destrucción
13. Nunca des nada por terminado
Decía Jeff Bezos que si estás por lanzar una app perfecta, entonces ya saliste demasiado tarde. Decía Jorge Luis Borges que daba a publicar sus manuscritos para poder dejar de corregirlos. En otras palabras: lo que está a medio cocinar es mejor que —o es ya— la obra terminada. Incluso la finalización de algo se entiende sólo como un paso más en un proceso interminable. Todo lleva a algo más. Todo viene de algo anterior. Nadie crea sobre la nada. No existe la perfección, pero es bueno perseguirla. Y destruir lo que creaste para crear sobre ello es lo mejor que puedes hacer la mayoría de las veces.
14. Toma todos los métodos (como éste) con pincitas
En especial si está lleno de frases de calendario motivacional (¡como este mismo texto que estás leyendo ahora!). No creas en nada, ni en nadie, pero aprende de todo y de todos. Estas 16 intuiciones no son un instructivo, ni una colección de verdades paradójicas, mucho menos unas perlas de sabiduría. Son una columna hecha a las prisas por un editor que se ha dado ya muchos topes de frustración contra su escritorio.
15. Olvida todo lo que aprendiste
Cada aprendizaje es un reformateo de tus neuronas. Si es un aprendizaje útil, te permitirá acortar los trayectos, y eso está muy bien porque te evita pensar de más… y muy mal, porque no hay nada peor que no aprender nada. Si ya lo aprendiste, olvídalo.
16. Dedícate a otra cosa
En serio. No dejes tu profesión, pero si te encasillas en lo que haces siempre, te vas a viciar. Haz otra cosa. Cierra esta página. Lee de cosas que no tienen que ver contigo. Haz cerámica si lo tuyo es la electrónica. Haz electrónica si lo tuyo es la cerámica. Tu mente creativa te lo agradecerá.
Felipe Soto Viterbo (Twitter: @felpas) es novelista, editor, consultor narrativo para Vixin Media y director de Etla, despacho de narrativa estratégica.