Nuestro columnista, Manuel Baltazar Mancilla, enumera las limitantes macroeconómicas con arranca el gobierno de López Obrador y el Paquete Económico 2019.
Tenemos un nuevo gobierno, el gobierno del Pueblo, el gobierno de todos los mexicanos, elegido por poco más de 30 millones de votos de un gran global de 90 millones posibles en un país con más o menos 120 millones de habitantes.
Será menester de la próxima administración afrontar un presupuesto incluyente, porque si bien es cierto que Andrés Manuel ganó por mayoría, 60 millones no votaron por él; 30 millones no votaron por nadie, y otros 30 millones votaron en contra, situación que puede poner en gran cuestionamiento las próximas políticas gubernamentales.
Se aprobó una ley de remuneraciones que limita los salarios de los servidores públicos; pareciera que todo el poder judicial se ofendió, a tal grado que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha decidido dejar sin efectos la buena intención del presidente. Mientras tanto, los senadores impugnan la resolución de la Suprema Corte.
Lo anterior pone en jaque el presupuesto de egresos, y también cuestiona la relación que se mantendrá entre los poderes de la nación, toda vez que el legislativo y el ejecutivo parecen ser fuerzas hermanas, mientras que el judicial ya se volvió al antagonista.
Así las cosas, el propósito de tener recortes en los salarios del gobierno federal, depende de la resolución del conflicto en unos tribunales que, dicho sea de paso, carecen de independencia mental, toda vez que los jueces no deberían de revisar los asuntos que afectan directamente el bolsillo de quienes juzgarán esos asuntos.
Por otro lado tienen que considerar los criterios de política económica que el equipo saliente dejó, y que al parecer están ya muy fuera de la realidad, veamos los supuestos:
Se espera que para 2018, se logre la trayectoria de consolidación fiscal aprobada por el Congreso, y que los requerimientos financieros del sector público alcancen el 2.5% del PIB, misma meta que para 2019.
En enero de 2018, el Fondo Monetario Internacional incrementó el estimado de crecimiento del PIB mundial de 3.7 a 3.9%, tanto para 2018 como para 2019, como consecuencia del repunte de la economía de EU, dada la reforma fiscal de ese país y la recuperación de la demanda interna y externa en la Unión Europea.
Considerando el entorno externo descrito, se anticipa en 2018 un crecimiento del PIB de entre 2.0 y 3.0%. No obstante, Banxico ya preciso un ajuste a la baja del 0.5%.
Para 2019, se anticipa una expansión de entre 2.5 y 3.5%, pero dependemos de que los proyectos de inversión se realicen y que los mismos tengan certeza de lograrse.
El precio promedio del crudo mexicano se estima entre 53 y 51 dólares por barril (DPB) para 2018 y 2019, respectivamente. De forma optimista podemos observar un precio promedio hoy en día de 56 dólares por barril.
El tipo de cambio promedio para ambos años se estima en 18.4 pesos por dólar, pero las desafortunadas reacciones de los mercados ante las acciones del presidente electo y el congreso entrante lo mantienen arriba de los 20 pesos en este momento.
Se anticipa la tasa de interés nominal promedio para 2019 en 7.1%. Dados los arrebatos y bajas en la bolsa, Banxico ya modificó su tasa al 8%.
En materia inflacionaria, para 2018 se esperaba una tasa del 3.5%, y para 2019 del 3%. La realidad con los ajustes esperados superará incluso el tope institucional del 4%, para llegar probablemente al 4.07%.
En materia de empleo, para 2018 y 2019 se esperan más de 700 mil empleos creados. Si el sector privado y el gobierno entrante no liman asperezas, estas cifras las veo complicadas de lograr.
Finalmente el seguimiento de los proyectos entre administraciones permitía una calificación de riesgo para el país favorable, misma que en últimas fechas ha cambiado ante los ojos de las calificadoras internacionales.
Como podemos observar no la tiene fácil el equipo entrante ni el Paquete Económico 2019. En espera de compromisos que dependerán de tribunales e inversionistas particulares, el presidente debe entender que gobierna para todos los mexicanos: ricos, pobres y clase media; trabajadores, empresarios e inversionistas. La manera de hacer gobierno es con decisiones que permitan que todos estén tranquilos, con proyectos definitivos y no cancelables, con certeza respecto a qué pasará con el dinero. Y, por supuesto, incluyendo a toda la sociedad.
Nos vemos en nuestra próxima columna.
El Contribuyente es un medio plural que admite puntos de vista diversos. En tal sentido, la opinión expresada en esta columna es responsabilidad sólo del autor.
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