el Contribuyente

Es oficial: así será la nueva narrativa política en México en el sexenio de AMLO

Emitido el Presupuesto de Egresos para 2019, ya queda claro, en números, por dónde irá el relato que va a modificar nuestra percepción de la realidad en los próximos años.


  1. Una cicatriz más a la moribunda Madre Tierra

El fin de semana asistimos con perplejidad a un ritual de presuntos orígenes indígenas. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, acompañado de shamanes pidió permiso a la Madre Tierra de desmontar miles de hectáreas de la selva del sureste mexicano. En su lugar colocaría su tan cantado Tren Maya. El hecho fue interpretado por sus seguidores como una manera efectiva de legitimarse entre las comunidades indígenas que serán directamente afectadas, para bien o para mal, por tamaña obra. Entre sus detractores, el hecho se desbarrancó entre lo ridículo, lo grotesco y lo trágico.
Lo cierto es que, desde el punto de vista narrativo sigue siendo un golpe maestro. Aunque da buenos y nuevos motivos de rechazo al régimen por parte de personas con un mínimo de pensamiento crítico, por el otro lado mantiene firme el relato rosa del presidente que está con los pobres —que son las personas que, se supone, aplaudirían un acto semejante.
La política es la variante pública de la cursilería. Se vale de la retórica para instaurar realidades que de otro modo serían inexistentes. Un mandatario “rebajándose” a participar en una ceremonia que se parece a los rituales que presuntamente hace la población rural es un acto que refuerza el cuento de que López Obrador no está gobernando para la clase hegemónica, sino para los pobres. Un acto que el echeverrismo en su faceta más delirante hubiera aplaudido.

  1. El presupuesto que dice otra cosa

El fin de semana, también, se publicó con bombo y fasto digitales, el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019. Al final son meras cifras, pero es el retrato más preciso del programa de gobierno de López Obrador. En él, por cierto, aparece el Tren Maya, ya debidamente autorizado por la Madre Tierra y la Secretaría de Hacienda. Pero no alcanza a pagar la totalidad de la obra. El presidente, en su conferencia de prensa matutina, confió en que los empresarios aportarán el capital faltante.
El presupuesto ha sido en general bien recibido por la comunidad empresarial, pese a que disminuye sensiblemente la inversión en competitividad: reduce en casi 14% el capital asignado a las Universidades y al CONACYT, que son las instituciones que generan el conocimiento que puede llevar al país al progreso en el largo plazo. De la misma manera, incrementa el gasto en energía… pero en petróleo y no en energías limpias o renovables, de modo que ese presupuesto nos acerca un poco más al apocalipsis del cambio climático.
Incluso en la frialdad de los números no deja de haber retórica. El aumento en los programas sociales y el castigo presupuestal a los organismos y gobiernos que no comulgan con el programa de gobierno, son el equivalente aritmético al discurso polarizador en contra de los poderes hegemónicos y a favor de los pobres. Habrá más gasto asistencial, algo que se justifica cuando estamos en un país con un índice de pobreza tan alarmante. La otra cara de la moneda es que ese gasto siempre se traduce en votos a favor y en desvíos, y nunca en productividad.

  1. La narrativa que nos tendrá adormecidos

La narrativa, aplicada a la realidad política y de negocios, es una manera de manipular la mente de las personas. El asunto es que no percibimos la realidad como tal, sino a partir de cómo la relatamos. Un sólo cambio en la manera de contar las cosas puede hacernos ver nuestro entorno inmediato de un modo distinto. Si esto es válido en nuestro ámbito doméstico y familiar, es evidente que en el relato de cosas más lejanas, la posibilidad de manipular la percepción es mucho mayor.
Durante las últimas tres décadas, la narrativa dominante fue la política neoliberal que, en su momento, parecía ir incluso en contra de muchas de las prácticas más arraigadas de la cultura política nacional. Aún así, esa narrativa se impuso y prosperó durante cinco sexenios. En su momento, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari anunciaba el Tratado de LIbre Comercio de América del Norte como la entrada de México a las naciones desarrolladas del mundo. La narrativa era: los ricos podrán hacerse más ricos porque de ese modo los pobres dejarán de ser pobres. Que no hubiera mucha lógica en ello no impidió que la opinión pública comenzara a interesarse en tópicos de macroeconomía que una década antes parecían sólo reservados a los especialistas.
Polarizante o no, la narrativa que se está instaurando es el inverso de ese relato: los pobres tendrán ahora la primera palabra, y si los pobres no salen de la pobreza, los ricos no podrán enriquecerse. Veremos más actos ridículos hacia la Madre Tierra. Escucharemos más discursos que nos recordarán al PRI setentero. Recordemos que todo esto es narrativa. En ese relato general, habrá hechos que le den sustento sensible y también habrá demasiada retórica: palabrería puesta para matizar las percepciones, cifras del presupuesto manipuladas para apoyar la nueva realidad. Habrá también mucha simulación. Es muy pronto para decir cuánta, pero su magnitud será evidente si en seis años los pobres siguen haciéndose más pobres, si la clase media sigue desapareciendo y la élite política sigue nadando en la abundancia que creen merecer.
 
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Felipe Soto Viterbo (Twitter: @felpas) es novelista, editor, consultor narrativo para Vixin Media y director de Etla, despacho de narrativa estratégica.

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