El próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, propuso descentralizar el gobierno federal.
Mucho se ha hablado sobre el plan de descentralizar el gobierno federal que propuso el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador; en él, varios organismos gubernamentales como el Infonavit, el ISSSTE, Inegi, y hasta algunas secretarías, como la del Trabajo y Economía, podrían migrar a diferentes estados de la república. Otro de los organismos que podría migrar es el SAT.
Desde los primeros pasos, la migración del SAT sería todo un reto. Primero, porque se debe calcular bien la cantidad de dinero que el gobierno destinará al fondo con el que se trasladará el SAT a Mexicali, Baja California. Este fondo debe solventar varios gastos, desde el transporte de los trabajadores y sus familias (como lo ordenan los artículos 30 y 28 de la Ley Federal del Trabajo), hasta la inversión en inmuebles y equipos.
La migración podría ser riesgosa para los trabajadores, pues el SAT podría sentirse tentado a reducir gastos adicionales recurriendo al recorte de personal. De tomar esta decisión, tendrían que pagar muchas liquidaciones.
Asimismo, el SAT tendría que recurrir a nuevas estrategias para impedir que el cambio entorpezca los procesos fiscales, como impulsar el uso del buzón tributario y generar un sistema que favorezca que los trámites se realicen a distancia. Ante esto, hay que considerar que los funcionarios del SAT requerirían capacitación, lo que podría ser tardado.
Por su parte, Herbert Bettinger, analista fiscal, cree que el SAT debe estar cerca de la Secretaría de Hacienda (que se quedaría en la CDMX), pues depende de ella. Distanciarlos podría traer problemas de comunicación.
En cambio, el contador fiscal del Colegio de Contadores de México, Roberto Colín Mosqueda, observó que el desarrollo que condujo al actual sistema del SAT tardó alrededor de 15 años, por lo que mudar las oficinas equivaldría a esperar algunos años para tener un sistema financiero equivalente al actual, pues habría que recurrir a nuevas herramientas para poder agilizar los movimientos fiscales.
Otro de los puntos negativos del traslado del SAT es que los contribuyentes podrían tener que realizar gastos por viajar a Mexicali para tramitar o comprobar documentos. Además, a menos que existan oficinas en la Ciudad de México especializadas en ello, el SAT tendría que pagar los traslados de funcionarios para realizar visitas domiciliarias, por lo que habría procedimientos lentos.
Finalmente, Roberto Colín Mosqueda observa que México no tiene fondos suficientes para poder solventar un cambio como este. “Los últimos años se ha visto un recorte de presupuesto en los gastos públicos, y el gobierno ha tenido que apretar su cinturón”, señaló.
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