En opinión de nuestro columnista, Manuel Baltazar Mancilla, el equipo de López Obrador tiene que replantear la descentralización del gobierno federal.
El presidente electo y aún no en funciones, Andrés Manuel López Obrador, ha propuesto la descentralización del gobierno federal, de su abigarrado aparato burocrático, a fin de permitir que la actividad económica se distribuya. Esto representa enormes sumas de dinero público a utilizar, tema que deberá presupuestar para llevar a cabo las mudanzas que pretende, toda vez que no sólo es mover a los trabajadores. Además hay que habilitar instalaciones, equipos, software y sistemas de comunicación, dependiendo de la infraestructura con que la plaza ya cuente, pues de no tener capacidad instalada, ésta deberá fabricarse e implementarse en la ciudad destino.
De un análisis pronto y expedito, se pueden justificar algunas de las mudanzas pretendidas en la descentralización del gobierno federal. Sin embargo, existen otras cuyas razones de fondo no las termina de entender quien hoy escribe, por citar algunos casos:
Mover turismo a Chetumal podría parecer lógico, toda vez que Quintana Roo es la entidad federativa turística por excelencia, sin embargo, no en esa Ciudad, ya que la mayor parte del turismo nacional e internacional recae en el norte de dicho estado: Playa del Carmén, Cancún y la isla de Cozumel en la mayoría de los casos. Por otro lado, se pretende enviar Fonatur al norte del país, a Nayarit, en Bahía de Banderas, situación que dividiría a funcionarios con actividades comunes.
Otro caso en que funcionarios con funciones en común podrían ser alejados son los de la Secretaría del Medio Ambiente, que se va a Mérida, Yucatán, y la Comisión Forestal, que se va a Durango.
Pemex y la Secretaría de Energía no quedan tan alejadas, ya que la primera se iría a Ciudad del Carmen, Campeche, mientras que la segunda se trasladaría a Villahermosa, Tabasco; CFE estaría relativamente cerca, ya que quedaría en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Otros dos casos que quedarían en relativa cercanía y con actividades conjuntas, son Educación en Puebla y Cultura en Tlaxcala.
Aunque ya se ha planteado la posibilidad de homologar los sistemas de salud desde administraciones pasadas, con lo que convergerían IMSS e ISSSTE y la Secretaría de Salud, estas instituciones quedarían separadas: se enviaría la primera a Morelia, Michoacán, la segunda a Colima, y la tercero a Chilpancingo, Guerrero. Lo que nos hace pensar que unificar todas las instituciones en una sola va a ser algo a largo plazo, o quizás no considerado por el presidente electo.
El sector primario también quedaría desmembrado, ya que Agricultura se pretende mandar a Ciudad Obregón, Sonora; Ganadería a Guadalajara, Jalisco; y pesca a Mazatlán, Sinaloa; dejando Diconsa en Zacatecas. Situación que creo se debería valorar mejor, toda vez que el programa de Abasto Rural debería estar cerca del sector primario.
Por otro lado, si ya estamos tratando de colocar cada secretaría en su lugar, no veo la necedad de mantener Marina en la Ciudad de México, ya que el Lago de Texcoco no creo que sea suficiente justificación para mantenerla en esta entidad federativa.
El resto de las entidades del gobierno federal podrían actuar en su ámbito de autonomía organizacional, alejadas del resto, presumo. Sin embargo, debo por último mencionar otra división que me preocupa, y es la de dejar la Secretaría de Hacienda en la Ciudad de México y al SAT mudarlo a Mexicali.
Lo anterior preocupa, ya que aunque existen oficinas locales del SAT en todo el país, también es cierto que a los grandes contribuyentes se los atiende en las oficinas de Avenida Hidalgo, en pleno centro histórico, lo que provocará que los grandes corporativos de las empresas que generan ingresos superiores a 650 millones de pesos anuales evalúen la posibilidad de mover sus corporativos a tierras cachanillas, donde el verano llega a superar los 50 grados celsius y, con una mayor cercanía con el vecino del norte y sus menores tasas impositivas, sobre todo en materia de impuesto sobre la renta, podría ser una gran tentación cambiar código postal a Calexico y abandonar el territorio mexicano.
Así las cosas, espero que esta columna sirva de reflexión para el equipo de trabajo de Andrés Manuel, y revisen de una mejor manera la distribución, ya que será interesante revisar el éxodo de trabajadores gubernamentales, empresas, empleados del sector privado y empresarios a todos los confines del país. Creo atinada la descentralización del gobierno federal, pero recomiendo estudiarla más a fondo.
Nos vemos dentro de quince días.
Manuel Baltazar Mancilla es contador y socio del Instituto para la Actualización Ejecutiva, S.C., hoy México Fiscal. También es consultor de instituciones, empresas y asociaciones nacionales y extranjeras y miembro de varios consejos de administración y órganos consultivos.
El Contribuyente es un medio plural que admite puntos de vista diversos. En tal sentido, la opinión expresada en esta columna es responsabilidad sólo del autor.
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