Algunas pequeñas empresas no tienen la capacidad para ajustar sus procesos a la factura 3.3.
La implementación de la versión 3.3. de los CFDI fue una verdadera odisea para muchos empresarios. No era para menos, pues los cambios que involucró no fueron nada pequeños. Cabe mencionar la kilométrica lista de productos y servicios o el complemento de recepción de pagos, que entrará en vigor el 1 de septiembre, luego de ser prorrogado.
Las complicaciones fueron tales que el SAT tuvo que ofrecer dos prórrogas, hasta que finalmente el uso de la nueva factura fue obligatorio empezando este año. Pero, según expertos, como los directivos de de Buzón E, un proveedor autorizado de certificación, la dificultad de implementación de la factura 3.3. ha ocasionado que muchas pymes dejen de facturar, pues no tienen la capacidad de invertir mucho dinero en el proceso de adaptación.
Esto las pone en una desventaja competitiva importante, ya que pueden perder clientes que pretendan deducir sus gastos (para lo que se necesita factura). Además se les pueden imponer multas, que según el Código Fiscal de la Federación (CFF), podrían ascender a hasta 80 mil pesos.
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