Baltazar Feregrino Paredes, un fiscalista que capacita al SAT
Entrevistamos Baltazar Feregrino, un especialista que desde hace más de 40 años se dedica a eludir los golpes de la autoridad fiscal, pero al mismo tiempo, le brinda capacitación al SAT cuando se lo solicita.
Cuando el contador Feregrino Paredes, egresado de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, inició como fiscalista hace aproximadamente 40 años, decidió aprenderse las leyes de memoria, algo fuera de lo común. Por eso, sus conocidos dicen que alguien se está ‘aferegrinando’ cuando memoriza alguna disposición fiscal.
El humor es otra característica que juega un papel importante en las clases que imparte el especialista en la UNAM y en los cursos que ofrece en el Instituto Superior de Estudios Fiscales (ISEF), porque lo utiliza para amenizar su enseñanza y como material didáctico.
Pero esas sólo son dos de las particularidades que Feregrino mezcla con su habilidad para razonar la ley, su pasión por la lectura, la investigación, y una práctica fiscal elevada, adquirida como socio director del Despacho Feregrino y Asociados (DFA).
Su amigo Efraín Lechuga Santillán, director general de Grupo ISEF, considera que la materia fiscal es muy difícil de impartir, porque es árida y los profesionistas que toman los cursos a veces son muy duros con los expositores, como si ellos hubieran inventado las disposiciones fiscales.
Pero dice que Feregrino Paredes, con un toque tranquilo y ameno, los mantiene fascinados, escuchando información fiscal que les sirve para tomar decisiones de calidad y para adquirir proyección profesional.
Aquí puedes ver una pequeña parte de la entrevista que le hicimos al especialista. Son algunas preguntas y respuestas para conocer parte de su experiencia como empresario.
El texto completo, con su experiencia como fiscalista y capacitados, se publicará en la próxima edición de la revista Negocios Inteligentes, disponible en los primeros días de julio en la cadena de restaurante Sanborns.
¿Cuáles son los líderes de negocios que más admira?
BF: Admiro mucho al señor Carlos Slim, y como él debe haber otros 100 empresarios que son realmente ortodoxos, emprendedores y lo más relevante: creadores. Por eso se mantienen a la vanguardia. Y no puedo dejar de lado al fundador de Bimbo, Lorenzo Servitje, aunque falleció el año pasado.
¿Qué libro le ha inspirado o emocionado más?
BF: El Anticristo, de Friedrich Nietzsche, me impactó mucho, y La voluntad de poder, también de Nietzsche. Además soy un admirador al extremo de Arthur Conan Doyle.
Para entender la lógica, los mejores libros no son los de filosofía, son las aventuras de Sherlock Holmes. Incluso fui a Baker Street 221-B (en Londres, Inglaterra) a ver la casa de Sherlock Holmes.
Pero, ¿cómo? Es un personaje de novela…
BF: ¡Es mi fantasía! (Ríe).
¿Cuál es la mejor decisión de negocios que ha tomado en su vida? Aquella que la impulsó definitivamente como empresario.
BF: La mejor decisión fue haber comprado mis instalaciones. Ahora que llegaron las vacas flacas no tengo el problema de la renta.
¿Cuál es el ‘mejor’ fracaso que ha tenido, el más estrepitoso, del que más ha aprendido y por qué?
BF: La desaparición de los dictámenes para efectos fiscales en 2014. Yo firmaba muchos dictámenes. En mi imaginario pensé que iban a regresar, era lo que todos pensábamos. El gremio estaba en esa posición. Aguanté los gastos con mi equipo de trabajo y perdí. Me caí económicamente. Pero caída vertical, sin red protectora.
¿Cuál es su consejo primordial para alguien que recién emprende un negocio?
BF: Que aprendan a cobrar y que lo que pidan sea suficiente. Lo primero que tienes que identificar es tu punto de equilibrio, cuál va a ser tu retiro personal, cuanto necesitas para vivir.
Para hacer eso tienes que determinar tu costo, tus gastos y la ganancia: si necesitas 20 mil pesos, tienes que sumar celular, teléfono fijo, probablemente internet, luz, hasta un ayudante, y una buena computadora, porque en este mundo la competitividad y la velocidad valen mucho.
Además, tienes que calcular el número de horas que vas a trabajar al mes. Déjame inventar: calculaste 100 mil pesos entre el costo, gastos y ganancia, y vas a trabajar 25 horas a la semana, o sea, 100 al mes. Entonces lo que tendrías que cobrar son 1,000 pesos la hora.
Así que si calculas que un trabajo te va a llevar cinco horas, la cotización sería de 5,000 pesos. Todo esto lo vas haciendo con la experiencia y tal vez en tu primera etapa nada más cubres el costo, pero al cabo de tres o cuatro años ya vas a obtener tu ganancia.
Si pudiera pasar alguna ley en el Congreso, bajaría el Impuesto Sobre la Renta a un 25 por ciento y gravaría algunos medicamentos.
¿Qué inclinación artística tiene o le gustaría desarrollar?
BF: Me gustaría seguir tocando la guitarra. El punto es que las guitarras son como las mujeres: no las tocas y te olvidan (risas). Tocaba en la estudiantina de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, pero después de 50 años de ausencia, cuando regresas ya no te conocen.
No es que siempre la haya dejado, pero ya no hay tiempo. Son etapas de la vida, y lo que representa un gusto hoy no siempre lo vas a poder mantener dentro de 10 años.
Si en sus manos estuviera la posibilidad de pasar alguna ley en el Congreso ¿Cuál sería?
BF: Yo haría una restructuración fiscal. Bajaría el Impuesto Sobre la Renta (ISR) a un 25 por ciento y gravaría algunos medicamentos.
Además, propondría el cobro de impuestos indirectos, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a algunos alimentos que no son del todo indispensables, como los chocolates o el Gansito. Aplicaría tasa cero sólo a los productos que se tiene que cocer, y para los preparados nada, todos gravados.
¿Cuándo se dio cuenta de que era bueno manejando equipos? ¿Cuál es su fuerte?
BF: Creo que el liderazgo ya se trae. Recuerdo que en la secundaria me eligieron como capitán de un equipo de basquetbol. Durante un juego, el maestro, que era el árbitro, se fue y dejó a un muchacho como árbitro, pero estaba favoreciendo al equipo contrario.
Yo dije “no jugamos” y que empieza el griterío en la escuela. El maestro tuvo que regresar y cuando nos preguntó qué pasaba, le expliqué y dijo “tienes razón, yo me pongo a arbitrar”. Ahí me di cuenta que era líder.
¿Cuál es su posesión más preciada? Puede ser material, inmaterial o ambas.
BF: Mis libros, esa es mi posesión material más preciada, qué pena que cuando me muera no me los pueda llevar.
¿Qué empresa mexicana considera que es un ejemplo a seguir, que no sea la suya?
BF: Un querido amigo tuvo una fijación en su despacho: no tener un papel encima del escritorio. Se asoció con un ingeniero en sistemas, lograron digitalizar todo y hoy tiene un despacho de contadores, como de 90 colaboradores. Ese sería mi modelo a seguir.
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