Diana Bernal, la conciliadora de los contribuyentes
¿Cómo es quien aboga por los pagadores de impuestos en México? Un acercamiento a la mujer que impulsó la creación de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente y hoy la dirige.
En algunas clases dibujaba en el pizarrón a un gordo con cara enojada y apuntaba: ‘Aquí está el fisco’. Después dibujaba a un flaquito con una cara de desgano: ‘Éste es el contribuyente’”. Así recuerda esta mujer las clases que impartía en la Universidad Iberoamericana; ahora se encarga de esclarecer las controversias entre esos dos personajes al frente de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon).
Por su escritorio pasan los casos de contribuyentes pequeños y de grandes empresas, metidos por igual en problemas con Hacienda. Ha sido promovida tanto por Felipe Calderón como por Peña Nieto. Fue diputada –de las que sí hicieron campaña– por el PRD, y se jacta de llevarse bien con los demás partidos.
¿Cómo es la responsable de abogar por ti ante el fisco? Algo queda claro: su pasión por el deporte y la conciliación le ha servido en el servicio público.
Treinta por treinta
Antes de cumplir 30 años ya tenía 30 personas a su cargo, como juez de Distrito en el Poder Judicial de Federación. Pero, ¿dónde aprendió a ser líder? “Era la mayor en mi casa y la que les decía a todos qué jugar, qué programas de TV ver. Había una serie muy famosa que se llamaba Hechizada. Todo mundo quería ser Samantha, porque era muy guapa y talentosa. Ponía a todos mis hermanos a jugar y todos me amaban porque era Samantha.” Quedaba claro que no le molestaba el protagonismo, ser la cabeza de un equipo. La atención la motiva; ahora apoyándose en el rigor del Derecho.
“Mis hermanos siempre me seguían. Éramos dos niñas y tres hombres. Les ponía obras de teatro; en una, ellos hacían a los soldados cuando llegaban de la guerra y yo era la directora. Siempre tuve las ganas de transmitir algún mensaje sobre cómo actuar en grupo. Creo que eso me ayudó.”
Fácil de convencer
Bernal hace un salto en el tiempo, hacia el sexenio foxista. Recuerda que un diputado del PRI le llegó a decir: “A ti cualquiera te convence”. ¿Y es eso una virtud o un vicio?, le reviramos. Nos responde: “Todos tenemos sólo una parte de la verdad”.
Y detalla: “Procuro no casarme con mis ideas; si alguien viene y me hace ver otros elementos, puede ser que me convenzan”. Viene a cuento el momento específico, la escena: como diputada federal estaba argumentando a favor de la Ley orgánica de lo que aún no existía, la Prodecon. Vicente Fox había vetado el proceso legislativo. Ella estaba decidida a superar ese escollo. José Luis Flores, del PRI, le sugirió los pasos a tomar, “pero Martha Tamayo de Sinaloa me convenció de otro modo de hacer las cosas”, rememora Bernal. Allí nació su fama de “fácil de convencer”, que ella porta con orgullo.
–Y ante el SAT, ¿es fácil de convencer?
–En la mayoría de los casos he convencido al SAT a favor de los contribuyentes.
Un dato que abona a su favor: la Prodecon se apunta ocho de cada 10 casos a favor de los contribuyentes.
“Si no tratas de encontrar coincidencias en tu vida, con las personas y en el vida pública, no hay avance posible. Las cosas no son blanco y negro, y todos tenemos parte de la verdad”, dice a modo de santo y seña.
En materia fiscal, claro, las cosas son de otro color. “Mi trabajo es armonizar las diferentes facetas de las dos partes. Es imposible imponer, lo mejor es convencer y aceptar que tu postura es parcial.”
Diana Bernal se considera más conciliadora. La explicación la encuentra en su hogar, donde no había mucho espacio para la contrargumentación. “Mi madre era una mujer muy determinante, decidida. Para ella la vida es negra o blanca, así que no nos daba permiso para salir con el novio ni nada… (risas).”
Chica maratón
Otra de sus facetas está en el deporte. Pero no lo practica sólo para mantenerse en buena forma, como casi todo el mundo. A ella la mueve el reto.
No es raro verla en varias zonas del Valle de México, entrenando, corriendo: los Viveros, en alguna pista del Bosque de Chapultepec, en el Lago de Chapultepec o incluso en Cuemanco, en Xochimilco. ¿Por qué varía tanto de pistas? Lo que corre no son los habituales cinco kilómetros de un amateur, no. Diana Bernal ha corrido tantas veces distancias tan grandes, en días cualquiera, que después de 30 vueltas en la pista de los Viveros en Coyoacán se aburre.
Pero el running jamás lo antepone al trabajo. Ya había hecho dos maratones, el de Chicago y el de Dallas. Al correr el segundo obtuvo la calificación automática para correr el de Boston, uno de los más importantes del mundo. Ya estaba en esa ciudad; casi daba la hora para comenzar la carrera, cuando un compromiso de trabajo la obligó a regresar. Su maleta quedó casi intacta. No parece arrepentida; no lo recuerda con desagrado, sino como gajes del oficio.
Tampoco es raro verla en los maratones de la Ciudad de México. Hace un par de años hizo un tiempo pésimo (tuvo problemas de deshidratación). “Los últimos 12 kilómetros fueron muy difíciles, pero ¿sabes por qué los acabé? Porque Aristóteles Núñez, entonces director del SAT, iba a correr también. ‘Se va a ver horrible que Aristóteles llegue y yo no’, pensé. Al llegar yo, cruzo la meta y me tomo una selfie. Le enseño la foto a unos amigos y se dan cuenta de que en la imagen alcanza a verse a Aristóteles” (risas).
Puro colmillo
Su experiencia la avala; la probaron los tiempos en que era diputada y se enfrentó a Vicente Fox para aprobar la ley de la Prodecon. O cuando negociaba con Gustavo Madero, como secretaria de la Comisión de Hacienda. O cuando estuvo con Margarita Zavala en la Comisión de Justicia… Sin embargo, Diana Bernal no goza desde el ego con los frutos de una negociación. Nos dice que es la institución, no ella, la depositaria de un triunfo. En referencia a Prodecon, claro.
“Siempre me ha interesado que entre el fisco y el pagador de impuestos haya una relación de encuentro, no de dominio. Una relación de nuevo milenio”, señala.
Hace no mucho tiempo esta relación era conflictiva. Hoy, gran parte de las resoluciones se dan a favor del contribuyente simplemente porque éste se acercó a la Prodecon y allí aprendió el proceso adecuado pagar impuestos.
De hecho, el mejor consejo que Bernal nos pudo dar fue éste: nadie necesita un contador para hacer su declaración. Cualquiera puede ir a a las oficinas de la Procuraduría, donde recibe ayuda. Se supone que la factura electrónica 3.3 serviría para ayudarnos a “hacerlo nosotros mismos”. La realidad, sin embargo, nos suele rebasar.
En las oficinas de Prodecon, por Insurgentes, en la Ciudad de México, los signos son alentadores. Gente de todos los estratos busca simplemente dar el primer paso: pagar impuestos. No obstante, hubo un caso que llegó hasta el último piso de esa torre, hasta la oficina de Diana Bernal. Una empresa trasnacional no podía pagar impuestos, pues un ataque cibernético le había “secuestrado” la información. La procuradora tuvo que emplearse a fondo para lograr un buen acuerdo.
–¿Dónde aprendió el arte de negociar?
–En el Congreso. Llevarme bien con las otras fracciones me sirvió mucho. Es como una universidad, y si quieres vas a hacer la mejor carrera. Debes encontrar coincidencias que te permitan avanzar. Tienes que elegir: “Voy a avanzar en esto y en esto otro no voy a avanzar”.
En efecto, también se trata de saber cuándo se cede, cuándo se debe perder. Otro consejo de Bernal: “No tomar las cosas de manera personal.” ¿Qué tanto?, le preguntamos. Recuerda las palabras de su exjefe en el Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa, Mariano Azuela: “Te puedes pelear con tu marido, te puedes pelear con tus hermanos, con tus amigos. A tu marido lo dejas. A tus hermanos les cierras la puerta de tu cuarto. A tus amigos, no les hablas. Pero no puedes pelearte con tus compañeros de tribunal.” En un tribunal son tres, si te peleas con alguno, se acabó el tribunal. Tienes que debatir, pero nunca pelearte. No hay divorcio. “Esa lección me sirvió en el Congreso y en mi vida”
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