Te decimos cuáles son los puntos clave en el proceso de la creación de valor en un negocio.
A la hora de emprender, el valor más importante de una empresa es, valga la redundancia, el valor que puede llegar a tener. En parte porque aún no hay nada invertido (no hay nada qué perder y todo por ganar); también porque la inversión más rentable de todas no es tanto en activos, sino en crear un concepto diferente que tenga lo que en el argot del emprendimiento se llama “tracción” y que se refiere a la capacidad de una idea de cautivar a sus consumidores, sean público masivo o clientes especializados.
Cuando Eduardo Salles –hasta ese momento sólo conocido como ilustrador, humorista y creativo publicitario– traía entre manos la idea de Pictoline, afinó su concepto para comunicarlo de manera poderosa en el menor número de palabras (lo que se conoce en el argot como un “pitch de elevador”). Hay que notar que no todas las ideas de negocio pueden convencer en tan pocas palabras. Las ideas convencionales no emocionan a nadie, aunque funcionen. En cambio, las ideas disruptivas son las que más éxito tienen. Y su idea lo era: explicar las noticias, los avances científicos y las ideas contraintuitivas únicamente con infografías, cartones y gifs, para aprovechar la capacidad de viralización de las redes sociales. El valor potencial de eso era tal que Gustavo Guzmán, el empresario mexicano al que le presentó el proyecto, no dudó un instante en invertir en él. En cosa de semanas, la idea demostró que su altísimo valor no era sólo especulativo. Al día de hoy, a año y medio después de haber sido lanzado, Pictoline tiene más de un millón de seguidores en Twitter, y más de 2.6 millones en Facebook, todos orgánicos, y obtiene ingresos por las marcas que desean asociarse a sus infografías.
La sutileza de lo disruptivo
Para crear tracción de la nada es indispensable convertir tu idea en idea disruptiva. No es inventar el hilo negro; lo disruptivo no suele estar en la idea en sí, sino en la manera de enfocarla. Pictoline no inventó ni las infografías ni los cartones ni los gifs para explicar las cosas. Ni siquiera inventó la viralización de esas ideas en redes sociales. Lo único que hizo fue enfocarse exclusivamente en eso. Esa sutileza era lo disruptivo.
La fuerza de lo personal
¿Qué es lo que más valoras en tu vida? A menos que seas sociópata, serán tus seres queridos y también tu tiempo libre: tus paseos en la moto, tus estudios, tu colección de viniles, tu casa y cómo la decoraste. Su valor es muy especial porque todo eso te define como lo que eres. El valor no suele estar en el dinero, sino en lo que sientes que es inseparable a tu existencia.
Nada mejor para construir valor que tu marca se sienta inseparable a la existencia de tus clientes. Para explicar esto, daremos ejemplos contraintuitivos:
Los refrescos: Son perfectamente separables de nuestra existencia: si dejas de consumirlos, aumenta tu expectativa de vida. Sin embargo, la costumbre de beberlos está tan arraigada, que su valor radica en ello. Por eso Mundet apuesta en su publicidad por la “tradición” de beber sidral en las comidas. Por eso Coca-cola apuesta por estar en las experiencias familiares, con amigos, con la pareja.
Las líneas aéreas: Rara vez son satisfactorias, pero a pesar de su discutible servicio, son inseparables a nuestra vida: ni modo de no volar. Ahí su valor. ¿Tú eliges volar por una línea aérea y no por otra con base en qué? A veces es el precio del boleto. O porque tienen vuelo directo a donde viajas. O su horario es más conveniente. Quizá sus asientos son realmente cómodos. Cuando otros muchos pasajeros como tú siguen la misma lógica en la elección de una aerolínea en detrimento de las demás, hay valor creado. Eso sí: si una línea aérea comienza a estrellarse con más frecuencia que otras, su valor se irá a pique. ¿Se acuerdan de Pan-Am?
Conclusión: Crea valor en tu marca haciéndola 1) disruptiva (aunque lo sea sutilmente) y al mismo tiempo… 2) inseparable a la existencia de tus clientes (así estos sean personas o empresas).
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