Antonio Flores Aldama nos explica de qué manera la reforma fiscal de Trump ha modificado ciertos hábitos de consumo en Estados Unidos y cómo puede afectar al resto del mundo.
Cada año tengo la oportunidad de realizar un viaje a Estados Unidos por motivos familiares. Generalmente estas visitas me ayudan a tomar el pulso a la economía del país vecino y a ver tendencias en el comportamiento social. Así que ahora que estoy de regreso, quiero compartir con ustedes que este año noté algo que había dejado de verse: las personas abarrotaban los centros comerciales diariamente en la temporada navideña, incluso tiendas que estaban por cerrar se encontraron con la sorpresa de que muchas personas llegaban a comprar y, en muchos casos, adquirieron sus productos hasta agotar las existencias.
A nivel mundial aún no se sienten los efectos negativos de la reforma recién aprobada, pero no hay duda de que ésta y otras acciones dañarán la economía global y generarán una crisis de grandes dimensiones.
¿Pero a qué se debe esto? ¿Por qué la gente ha regresado a comprar a los centros comerciales? Esto sólo puede ser el efecto colateral de las más recientes políticas implementadas por el presidente Trump. Independientemente de que las personas lo quieran o no, la reforma fiscal que impulsó y que ya fue aprobada, provocó que muchas empresas ofrecieran bonos y aumentaran los salarios de sus empleados. En consecuencia, las personas salieron a las calles y compraron todo lo que encontraron. Por ejemplo, los años anteriores, las tiendas BestBuy y Macys pensaron en cerrar muchas de sus ubicaciones por considerarlas poco transitadas y rentables. Este año dichas ubicaciones sobrepasaron su nivel de visitas y ventas. Los centros comerciales –que ya se veían como cosa del pasado– recibieron más gente que nunca y las cadenas como ROSS (dress for less), que habían comenzado a cobrar fuerza por los pocos dólares de la economía estadounidense, vieron un decremento en sus visitantes. Quedó claro que cuando hay dinero, la gente prefiere buscar calidad en su consumo que ahorrar.
Otro hallazgo: la gasolina está muy barata pese a que el petróleo ha subido. Esto contrasta con lo que está ocurriendo en nuestro país, en donde nuestra gasolina es cara y de bajo octanaje.
En conclusión, a nivel mundial aún no se sienten los efectos negativos de la reforma recién aprobada, pero no hay duda de que ésta y otras acciones dañarán la economía global y generarán una crisis de grandes dimensiones. En cuanto a nuestro país, solamente esperemos que gane un candidato nuevo, que quiera transformar realmente al país; alguien que no sea el comodín del gobierno (Andrés Manuel López Obrador) o la “cara bonita”, como le han dicho los priístas a su candidato, José Antonio Meade.
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