Gustavo Barcia es el flamante director de ISDI, la primera escuela de negocios digitales. Charlamos con él. Nos dijo algo muy importante: le urge que tu empresa evolucione.
Después de llevar el timón de Wobi, la revista y el canal de televisión (además de organizar los eventos con conferencias para directivos de empresas), Gustavo Barcia da el salto a la dirección de ISDI, la escuela de negocios digitales. Parte de su filosofía, incluso desde antes de llegar a esta posición, se ha encuadrado en la necesidad de transformar digitalmente a las empresas. Es un requisito, me dice, incluso entre las organizaciones que no se considerarían muy modernas o tecnológicas. Comercios, manufacturas, servicios… todos tienen algo que pueden mejorar gracias al entorno digital. Algo indica el boom de puestos como “Encargado de transformación digital”, “Innovación digital”, algunos de ellos ocupados por algunos de los 250 egresados del ISDI. Más que un vendedor de maestrías, Gustavo es un gran facilitador de networking. ¿No es eso a lo que va uno a la escuela?
¿Todas las empresas se deberían transformar hacia lo digital?
Hay oportunidades para todas. Entender el entorno digital te da las herramientas para decidir cómo transformar tu negocio. Lo que ha hecho la tecnología y digital en los negocios, no sólo los ha cambiado, sino que las empresas que lo entienden tienen un crecimiento exponencial. Nunca habíamos visto tantas empresas que hayan tenido tanto crecimiento exponencial en tan corto plazo, y hoy son los que están liderando la industria.
¿Cómo dejaste Wobi, la empresa donde iniciaste como mensajero?
Dejé de operar. Ahora pertenezco al board, pero no tengo ya nada que ver en el día a día en su operación. Durante los 20 años que trabajé allí, nunca dejé de preguntarme si debía dejarlo… Pero siempre surgía un proyecto nuevo. Siempre hacíamos algo diferente. Luego de tanto tiempo de carrera, llegó un tope en Wobi. Llegué hasta la cima, donde no puedes seguir creciendo. Ya había pasado de ser una compañía local a una global, lanzar el canal de TV, la revista… “Este es el momento de irme”, decidí. El paso a ISDI fue muy natural. Lo que me gustaba de Wobi es que inspirábamos a las personas con un muy buen contenido. ISDI es para mí una evolución en mi carrera (…) No sólo inspiras a la gente, sino que también la ayudas y acompañas en la transformación. La inspiración puede ser un pico muy alto, pero la transformación es algo que haces tú mismo con nuestra mentoría.
¿Le pondrías el acento a la mentoría o a la educación?
A las dos. Lo bueno de ISDI no es que te acompañe mientras haces un programa. A diferencia de cualquier otra institución, ISDI te acompaña el resto de tu carrera. Los negocios digitales están cambiando constantemente y siempre hay una tendencia nueva, o alguna compañía diferente. Nuestra currícula de formación va mutando año tras año, porque siempre se actualiza. Así, si eres un alumno este año y al siguiente quieres venir a actualizarte con nosotros, vienes de forma gratuita. Eres parte de la comunidad ISDI.
¿Es caro transformar una empresa a lo digital?
Hay que hacerlo con las personas. El perfil que buscamos está alineado a que sean las personas los transformadores de la compañía. Y también hay muchos emprendedores. Por lo general, un emprendedor se define por el valor que le da a la comunidad. Y, además, la educación es una gran inversión. Una mayor tajada del presupuesto de cualquier empresa tendrá que estar dedicado a la educación, porque es la única manera de asegurar mayor ingreso. Nuestro programa está enfocado a gerentes, directores, que ya tienen una carrera y que están en ciertos lugares dentro de organizaciones donde la transformación digital repercute en toda la empresa. También vemos a muchos emprendedores en el inicio de su camino.
¿En ISDI, qué les llama la atención en un estudiante? ¿Quién destaca?
Tenemos muy en cuenta las actitudes de las personas. Empieza desde el día uno, en la práctica. Los siete integrantes de un equipo van pasando por los módulos. Analizamos compañías reales, pequeñas y medianas. La mejor forma de aprender es en la práctica con algo real. Desarrollan con esa compañía cada uno de los módulos. Al final le presentan al dueño la transformación de su propia compañía. Trabajan nueve meses en la organización real con el ánimo de transformarla.
ISDI, entonces, no es sólo para negocios que son nativos digitales, ¿no es así?
La mayor parte es para personas que no son nativos digitales, pero que quieren crecer. Hay una demanda muy fuerte de gente preparada para la transformación digital, que esté al nivel de la industria digital, como estándar. Cortamos ese gap que existe entre las tecnologías, las empresas que están generando una disrupción en las diferentes industrias, y el resto de las personas.
¿No se trata también de network?
Claro. Queremos ser el punto de encuentro de la comunidad digital. Nuestros coordinadores, académicos, nuestros profesores, hoy lideran estos negocios digitales en México. Líderes de diferentes herramientas, startups… A un alumno que no pertenece a este universo le ayudamos a cortar camino.
¿Cómo es la nueva cultura colaborativa de los negocios digitales, a diferencia de “la vieja escuela”?
Se basa en el network, justamente. En una conferencia tuve la oportunidad de conocer a Francis Ford Coppola. Uno de los estudiantes, que quería estudiar cine, le preguntó: “¿Qué me recomienda?” El gran cineasta respondió: “De nuestra camada de directores hay muchos y muy buenos. Previo a eso no hay tanto. Posterior a eso, tampoco. ¿Qué pasó en nuestra generación? Que nosotros nos reuníamos y nos ayudábamos entre nosotros; no competíamos.” Cada vez que venía alguien con un guión lo rebotaban entre todos, es lo que quería decir.
¿Ahora las empresas están más dispuestas a compartir información valiosa?
Sí, eso es bueno. Antes existía mucho miedo: “No te cuento, eres mi competencia”. La cultura digital es muy colaborativa. Es muy de prestar ayuda mutua. No como hace 20 años. Y de vivir con curiosidad, con ganas de aprender. Si te toca estar arriba, manda el elevador hacia abajo.
¿Cómo identifico a una persona en mi compañía capaz de transformarla digitalmente?
Debe ser alguien curioso, que trabaje en equipo. Que tenga esta cultura colaborativa. Debe tener, además, algo para sumar a la comunidad.
Para emprender, ¿no es necesario “ser hijo de…”, “estar conectado con los consejos de administración” y esas cosas?
Eso no pesa ya. Lo que pesa es: ¿cuál fue tu trayectoria y hacia dónde quieres ir? A Zuckerberg no lo conocía nadie. Eso es lo que ha cambiado de los negocios. Hoy la oportunidad es de todos, aunque deben tener las mejores herramientas.
¿Qué herramientas son las que se requieren en el mundo digital?
Si quieres escribir, lo que necesitas es un lápiz y papel. Pero, después, lo que requieres es perderle el miedo al papel en blanco. Lo digital es para quienes se quieren reinventar, aunque pertenezca a un área operativa. Al hacerlo se abren muchas puertas en las carreras profesionales.
¿Qué resistencias encuentras en los alumnos?
Cuando empiezas es como todo: estás enfrentando un cambio, y empiezas a entender. Luego ves reflejado el cambio cuando toca ir a las empresas a transformarlas. Nosotros hemos tenido alumnos de Google, incluso. No porque están ahí ya saben lo necesario. Un directivo de Google, como Jorge Molina. A veces saben mucho de un área digital; no tanto de otras.
¿Qué oportunidades particulares vislumbras para este país? ¿Algún caso de éxito especial?
En el campo fintech (tecnología financiera) se ha apostado mucho. Pero no hay una industria en particular que esté muy fuerte. Puede ser inteligencia artificial, todo eso viene ya. México tiene una brecha digital todavía muy grande. Hicimos un estudio donde el dos por ciento de todo el comercio en México es electrónico (de todo el retail, sólo el dos por ciento se concretaba en línea). Eso, en otros países es mucho más elevado. Las compañías aún no se han transformado y necesitamos desarrollar capacidades en las personas para que desarrollen oportunidades, por su cuenta.
* Este texto se publicó originalmente en la edición de octubre de 2017 de El Contribuyente.
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