Un estudio revela que las compras en línea van al alza y la desconfianza de los usuarios, a la baja.
Las cifras sobre comercio electrónico en México siempre han sido poco alentadoras, sobre todo si se comparan con las de países como Estados Unidos, en donde las ventas en línea representan el 12% del comercio minorista. En México, los estudios más optimistas las sitúan en el 3%. Pero en este panorama nublado ha comenzado a salir el sol. Según el Estudio de Comercio Electrónico 2017, presentado ayer por la Asociación Mexicana de Internet.MX (Amipci), el consumidor mexicano ha comenzado a explorar más y por diversas vías el microcosmos virtual que nos deja comprar productos y pagar servicios sin movernos del sillón.
La primera buena noticia es que el comercio electrónico durante 2016 creció 28.3 por ciento en comparación con el año anterior. En total, las ventas representaron 329.85 mil millones de pesos. Para darnos idea de la magnitud de esta cifra, basta saber que ésta supera, por ejemplo, todo lo invertido en carreteras durante este sexenio.
Otro dato alentador habla sobre los cambios en los hábitos de compra en línea de los mexicanos: el uso de dispositivos móviles para realizar transacciones creció un 8%. Con este incremento, las transacciones de e-commerce desde el móvil (llevadas a cabo por 70% de los usuarios) se acerca a las que se realizan en el medio que los consumidores consideran más seguro: su PC (80%).
Pero sin duda, la cifra más importante arrojada por el estudio está relacionada con la confianza del consumidor. Antes, sólo 59% de los compradores se atrevía a dar sus datos personales (como dirección, teléfono y número de tarjeta) a los establecimientos virtuales; hoy, el porcentaje creció al 70%. La desconfianza ha sido una de los principales frenos del comercio electrónico en México. Ésta incluso ha orillado a compañías de e-commerce, como Amazon, a diseñar sistemas de compra de crédito en tiendas de conveniencia para que los consumidores no tengan que incluir, por ejemplo, los datos de su tarjeta de crédito durante la transacción. Sin embargo, el estudio reveló que el consumidor mexicano ha comenzado a bajar la guardia y ha decidido abrirle su corazoncito -y su cartera- a las tiendas on line de manera lenta, pero segura.