A pesar de ser negocios pequeños, pueden llegar a ser bastante lucrativos.
Las tiendas de abarrotes son casi omnipresentes en nuestro país. A pesar de que tiendas de conveniencia como Oxxo les hacen una competencia muy fuerte, aún podemos encontrar al menos una en cada colonia. Si consideramos que tienen una utilidad neta de entre el 20% y el 22.5%, vemos que, a pesar de sus dimensiones reducidas, en realidad son negocios lucrativos.
Entrevistamos al contador público Jesús Chan, integrante de la Comisión de Desarrollo Profesional Fiscal Sur del Colegio de Contadores Públicos de México, para que nos hablara de las deducciones de impuestos que pueden hacer estos microempresarios. El contador Chan dijo que el esquema de deducciones para estas microempresas es muy similar al de las demás empresas, sin importar que tengan un volumen mucho menor al de las de industrias estratégicas como la minera o la de telecomunicaciones. Para calcular las deducciones de una tienda de abarrotes, debemos considerar tres factores: los activos, los gastos y el costo de lo vendido.
Los activos de una empresa son los bienes con los que desarrolla su actividad, que en el caso de la tienda de abarrotes son mostradores, refrigeradores, anaqueles o el auto de la empresa, por ejemplo. Si bien todos los negocios, sin importar su tamaño, tienen derecho a deducir sus activos, sólo las pymes, con actividad de hasta 100 millones de pesos al año, pueden hacerlo inmediatamente. “Cosas de oficina, como escritorios o muebles se deprecian un 10% anual, actualizado por inflación. Por lo que tardas 10 años. Un local se deprecia 5% anual y recuperas el 100% en 20 años”, explica. La ventaja que las empresas pequeñas tienen es que, al poder hacer la deducción inmediatamente, no tienen que esperar a que sus activos pierdan valor para poder deducirlos. “La depreciación inmediata te da la oportunidad de que en un mismo año deduzcas en un solo año, de jalón, un 85% un 72% o un 80%”.
Los gastos incluyen todos aquellos indispensables para el desarrollo de la actividad económica, como la luz eléctrica, la renta, los sueldos de los empleados y lo que se le pague a abogados y contadores, por ejemplo.
El costo de lo vendido es importante en negocios que se dediquen a la compraventa, si bien hay que aclarar que sólo son deducibles hasta que se vendieron. “Si un tendero compra bolsas de Cheetos a cinco pesos y las vende a diez, a los cinco pesos que le quedan deberá restar lo correspondiente a servicios, sueldos, activos y demás. Supongamos que le queda un peso. La tasa de ISR se cobrará sobre éste, una vez que se descartaron todos los gastos deducibles”, explica el contador.
Chan ironizó sobre el hecho de que empresarios como los abarroteros son de los que menos impuestos pagan, pues la mayoría no están regularizados ante el fisco. Esto puede deberse, en su opinión, a falta de cultura cívica o porque el sistema es excesivamente complicado. ¿A tu “tiendita” ya la sangra el SAT?
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