¿Quieren un aplauso?
Hasta hace pocos años, el Estado mexicano estaba conectado como un enfermo terminal al flujo de ingresos petroleros. De hecho, en 2012 la mayor parte de los recursos del gobierno provenían del petróleo, el 40.7% del total. En 2016 apenas fueron el 16.3% y para este año se espera que representen el 15.7%.
Esto se debe fundamentalmente a dos razones: la caída internacional de los precios del petróleo y la reducción de la capacidad productiva de Pemex, que pasó de los 3.38 millones de barriles de petróleo diarios en 2004 a 1.9 millones en 2017. Se espera que próximamente Pemex recupere algo de capacidad y logre alcanzar los 2 millones de barriles diarios. Pero tampoco es para festejar demasiado, pues la tendencia del gobierno es clara en el sentido de que no parece cambiar el rumbo en lo que respecta a la adquisición de los recursos públicos; es decir, los ingresos tributarios van a seguir siendo los que solventen la mayor parte del gasto público.
Como muestra de la tendencia anterior, en un comunicado el SAT presumió sus resultados del segundo trimestre de 2017 con las siguientes cifras:
● El padrón de contribuyentes alcanzó los 61 millones.
● Los ingresos tributarios fueron de 1 billón 472.2 mil millones de pesos (más de lo programado en la Ley de Ingresos).
● Al segundo trimestre de 2017, se gastaron 49 centavos de cada 100 pesos recaudados.
● De enero a junio se emitieron 3,141.5 millones de facturas.
● Actualmente se emiten 201 facturas por segundo.
● Se han emitido 30 millones de facturas desde su implementación.
De hecho, la fiscalización del SAT es tan, pero tan eficiente que las empresas tienen que destinar más de la mitad de sus ingresos en impuestos.
¿Les aplaudimos?
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