La situación laboral para miembros de la comunidad LGBTTTI es difícil, tanto para conseguir trabajo como para mantenerlo.
A veces la oficina se parece un poco a la preparatoria: el ambiente laboral puede volverse tóxico si se permite que giren rumores que afecten a ciertos trabajadores. Estas son situaciones que deberían evitarse porque sólo hacen que la empresa pierda capital humano, en especial cuando son temas sensibles como la discriminación étnica, racial o de orientación sexual.
El centro de investigación independiente IMCO, que estudia fenómenos económicos y sociales en el contexto de una economía globalizada, publicó que México es uno de los países donde existe más discriminación. Según el reporte, usualmente la comunidad LGBTTTI (aunque en el estudio se le nombra LGTB, ahora es conocido por esas nuevas siglas que significan lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero, travesti e intersexual) es la que recibe mayor presión laboral. Los resultados que arrojan sus investigaciones son terribles: 7 de cada 10 personas LGBT han sufrido discriminación, lo cual hace que sea igual de difícil obtener empleo para una persona homosexual, como mantenerlo.
Pero si para un trabajador de bajo rango es difícil dicha situación, ¿cómo podría enfrentarla un jefe o empleador? Hablamos con un encargado de Recursos Humanos y nos explicó que por un lado, no es su obligación brindar información personal a sus trabajadores, ya que eso es parte de su vida privada. Sus trabajadores no tienen, tampoco, por qué pedirla. Además no debe existir consecuencia por no brindar tal información, ya que lo único que esa presión va a realizar es crear un ambiente de desconfianza y tensión en la oficina del jefe hacia sus trabajadores.
El encargado de Recursos Humanos considera que, en caso de que el empleador decidiera informarlo a sus trabajadores, debería ser sin brindarle mucha importancia porque hacerlo a través de una junta u otro mecanismo, sería aceptar que la información pudiera tener alguna consecuencia negativa en su desempeño y eso pudiera crear tensión en el ambiente laboral. Más bien, puede brindarla en el trato diario con sus trabajadores, cuando se sienta en confianza.
El mismo estudio realizado por IMCO menciona que los empleados de compañías poco inclusivas son menos propensos a comprometerse laboralmente y tienden a cambiar de trabajo con mayor frecuencia. Esto produce un costo de reemplazo para la compañía de hasta 20% de su salario anual para trabajadores de rango medio y de hasta 213% para los altos ejecutivos, lo cual significa que la empresa pierde dinero por no evitar la discriminación.
Este ambiente laboral tóxico pudiera ser disminuido con el diseño de políticas que rechacen cualquier tipo de discriminación en escuelas y empresas. Hay estudios que demuestran que, incluso cuando estos cambios no modifican de manera inmediata el estatus quo, ayudan a que las personas LGBTTTI perciban un ambiente más favorable que permita su desarrollo. Uno de ellos fue realizado por Mark L. Hatzenbuehler, Katherine M. Keyes y Deborah S. Hasin, sobre política estatal y patologia psiquiatría en la población de lesbianas, gais y bisexuales, el cual observó dos tipos de situaciones: la no discriminación laboral y crímenes de odio.
Ningún miembro de la comunidad LGBTTTI está obligado a revelar información personal si no desea entregarla, y mucho menos si su empleo está condicionado por esta. Lo mejor es no darla, así seas un jefe de área, ya que no es algo que influya en tu desempeño laboral.
En dado caso que esto genere algún problema, hay que acudir a las oficinas de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) en la calle Dante #14, Colonia Anzures, Delegación Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, a través de los teléfonos 01 800 543 0033 y (55) 5262 1490, extensiones 5410, 5418, 5419, 5421, 5423 y 5442; al correo electrónico quejas@conapred.org.mx o en su página web.
Suscríbete al newsletter aquí.