Se acaba de descubrir un megayacimiento en Tabasco y parece que ni el iceberg antártico lo enfriará.
Como en los viejos tiempos, el oro y el petróleo son de quien lo encuentre. En México, el ‘oro negro’ era propiedad del Estado desde que el presidente Lázaro Cárdenas decretó su expropiación en 1938.
Casi 80 años después la reforma energética promovida por el gobierno de Enrique Peña Nieto permite la explotación por parte de compañías extranjeras. Con un Petróleos Mexicanos (Pemex) en la ruina administrativa, problemas de corrupción, líderes sindicales millonarios y robo de combustible, no quedaba otra (es un decir) que dejar que otros aprovecharan la riqueza mexicana.
Hoy la empresa texana Talos Energy compartió en un comunicado que junto a sus socios, la mexicana Sierra Oil and Gas y la británica Premier Oil Plc, la exploración Zama-1 halló un yacimiento de petróleo a unos 37 kilómetros del puerto de Dos Bocas, en Tabasco.
El pozo hallado podría llegar a generar entre 1,400 y dos mil millones de barriles para el conglomerado del que Talos Energy tiene 35% de participación, Sierra Oil and Gas 40% y Premier Oil Plc un 25%. El presidente de la compañía, Tim Duncan, dijo estar orgulloso del trabajo realizado por personal estadounidense y mexicano.
Zama-1 es la primera perforación privada realizada en México tras un monopolio estatal de ocho décadas. De acuerdo con El Economista, lo que Pemex ha hallado en 10 campos petroleros en aguas someras y profundas del Golfo de México en los últimos años, no suma ni la mitad de lo que significa este yacimiento en Tabasco.
Esto podría significar otro ‘clavo’ en el ataúd de Pemex, una empresa que registra una caída de ingresos, la mencionada ‘ordeña’ de combustible y una ineficacia para ser productiva. La Comisión Nacional de Hidrocarburos es la institución encargada de licitar y suscribir los contratos para la exploración y extracción de hidrocarburos; en su sitio puede darse seguimiento a los resultados de las rondas de licitación.
Por cierto, la Universidad de Swansea reportó que un iceberg de un trillón de toneladas se desprendió entre el 10 y el 12 de julio de la Antártida. Se trata de un pedazo de alrededor de 1,000,000,000,000 de toneladas métricas del que, por ahora, es difícil predecir su futuro según los científicos.
El Dr Martin O’Leary dijo que no puede decirse que este evento natural sea consecuencia del cambio climático. Sin embargo, su derretimiento podría incrementar el nivel de las aguas del mar, aunque los yacimientos encontrados en Tabasco no sufrirán de esta isla gigante a la deriva.
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