el Contribuyente

Si eres empresario te decimos por qué debes leer más biografías

Te damos una razón para devorar biografías: puedes aprender de otros tomadores de decisión ¡sin conocerlos! 

 


Un libro que ha cambiado la manera de entender el género de la biografía es Steve Jobs, de Walter Isaacson: más allá del contenido, es un caso de estudio. Por un lado, el autor no es condescendiente con el sujeto, el fundador de Apple. Por otro, Steve Jobs eligió la foto de portada y le dio acceso a fuentes de información que de otra manera hubiera sido imposible obtener. La publicación aún se puede encontrar en las tiendas oficiales de Apple.

Este libro acercó a muchos fanáticos de Jobs a la lectura de biografías, ¡y con buena razón! En ellas se pueden encontrar lecciones de toma de decisión que difícilmente se aprecian en un estado financiero, donde, como en una buena novela o en la vida real, se mezclan estados de ánimo, tragedias personales, circunstancias no previstas que influyen, para bien o para mal, en cómo actúa una persona al frente de una organización.

¿Cómo se creó la Mac?, ¿el iPod?, ¿por qué Jobs se involucró en Pixar?, ¿de qué se arrepintió en su vida?, ¿cómo cambió su manera de pensar conforme envejecía? Porque en la vida real te enfrentas con problemas complejos, esta biografía ayuda a dar luces sobre las encrucijadas del icónico empresario. 

Pero hay otro aspecto que las biografías pueden aportar: el contexto en que tal personaje se desarrolló. Un ejemplo claro es el recién publicado Señor Jenkins, de Andrew Paxman (académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE, y de quien aprendí mucho de lo que escribo aquí). Es la biografía de quien fuera el hombre más rico de México, un estadounidense que sufrió y provocó parte de lo que el autor llama “gringofobia”. Es decir, el libro no sólo nos lleva de la mano de lo sucedido, por ejemplo, cuando fue secuestrado, sino que te muestra cómo era el México de principios y mediados del siglo XX.

El mismo escritor es coautor, con Claudia Fernández, de El Tigre, que habla de la vida de Emilio Azcárraga Milmo, quien manejara la empresa de medios más importante, del siglo pasado, en nuestro país. De paso, también funciona como un profundo estudio sobre las telenovelas en la mente de los mexicanos.

Otro ejemplo de un magnate de medios es Murdoch, de Shawcross, que muestra cómo el actual dueño de Fox News se hizo el mayor accionista de las empresas de noticias impresas en el Reino Unido. Más tarde (ya no incluido en el libro) el magnate estuvo involucrado en uno de los mayores escándalos de ética periodística, cuando se reveló que News of the World, el periódico amarillista, espiaba ilegalmente a personajes públicos e incluso a elementos de la policía.

Ante la pregunta ¿para cuándo la biografía del dueño de Carso?, ya existe un acercamiento que hace el periodista Diego Enrique Osorno en Slim: biografía política del mexicano más rico del mundo. El autor describe cómo uno de los hermanos del ahora magnate trabajaba en lo que hoy es el Cisen, o la agencia de espionaje del gobierno federal. En uno de sus capítulos recorre la biblioteca de Carlos Slim, donde encuentra –no tendríamos que sorprendernos en este punto– un sinnúmero de biografías.

 

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