La estrategia de Lala para que no se le corte la leche y las ganancias
Grupo Lala presentó un ambicioso plan para reducir sus costos operativos y afrontar su reciente crisis.
Dice el dicho que no hay que llorar por la leche derramada. Pero lo cierto es que a Grupo Lala le ha llovido sobre mojado últimamente. De acuerdo con El Financiero, al viernes 2 de junio Lala había perdido 27% anual de su valor en la Bolsa Mexicana de Valores. Si bien durante el fin de semana la compañía se recuperó un poco en la bolsa, luego de que ayer la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró temporalmente su planta de derivados lácteos de Irapuato, Guanajuato, la compañía decayó nuevamente.
La Profepa tomó esta medida porque Lala rebasó en 22,842.55 toneladas el límite de descargas de contaminantes autorizadas por la Comisión Nacional de Agua en el río Temascatío. El tema no es nuevo, pues las descargas de contaminantes se llevaron desde 2013. El susto le duró poco a Lala. Pues luego de este incidente fétido se comprometió a colaborar con las autoridades para realizar las labores de mantenimiento necesarias, con lo que la planta volvió a operar nuevamente.
Sin embargo, las cifras de Lala no van nada bien. A pesar de ser la segunda empresa con mayor presencia en los hogares mexicanos, de acuerdo al “Brand Footprint” de Kantar Worldpanel, con una presencia en 96.9% de las casas, la compañía de lácteos ha batallado debido al incremento de los costos de sus materias primas, pues un 25% de ellas están en dólares. Por lo anterior, durante el primer trimestre de 2017 y respecto al mismo período de 2016, el flujo operativo de Grupo Lala cayó casi 9% y su utilidad disminuyó 37%.
Para revertir la situación, Scot Rank, el CEO de Lala, anunció un ambicioso plan para ahorrar mil millones de pesos en 2017 mediante la reducción de sus costos operativos. Este plan incluye cambios a su red de distribución. En la Ciudad de México y área metropolitana operan 17 centros de distribución, de los que planean operar sólo cinco en 2019. Además, para compensar el aumento de precio en los insumos, Lala hizo dos ajustes de precios, uno a finales de 2016 y otro en marzo de 2017.
La lección que puede aprenderse del caso Lala es, probablemente, que hacer más eficientes los procesos internos puede ser una gran alternativa para reducir costos. Y, claro, no contaminar.
Con información de El Financiero.
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