el Contribuyente

El SAT no simplifica la carga administrativa, es “puro choro”

¿A quién le creemos, al SAT o a los contribuyentes?


Todos hemos oído al jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Osvaldo Santín Quiroz, y al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, decir que el gobierno se esfuerza todo el tiempo por simplificar los requerimientos para que los contribuyentes cumplan sin mayores percances con sus obligaciones tributarias. Esto es algo antiintuitivo, por decir lo menos. Como estar en un auto completamente parado, pero con el velocímetro a 100 kilómetros por hora. ¿A quién le creemos, al velocímetro o al hecho de que el coche está parado?

 

Los sondeos de opinión del sector empresarial son claros al respecto. El estudio “Perspectivas de la Alta Dirección 2017 de KPMG México arrojó que los directivos de las empresas no tienen en muy buen concepto al fisco. El 88% de los encuestados considera que la Ley de Ingresos de la Federación 2017 no impulsa la competitividad ni el crecimiento. El 86% que no promueve la inversión. Por su parte, el “Índice Global de Complejidad Financiera” de TMF Group concluye que en lo que refiere a la contabilidad electrónica, México es el país más enredoso.

 

¿Le creemos al SAT o a los contribuyentes?

 

“El SAT actúa de mala fe hacia los contribuyentes”, dijo Enrique Chavero Flores, director de Inteligencia Fiscal Aplicada (IFA), en entrevista para El Contribuyente. El SAT hace esto al exigir que los contribuyentes presenten documentación excesiva para lograr una devolución de impuestos. Según el especialista fiscal, el SAT le niega a los contribuyentes sus devoluciones por errores en los requisitos del comprobante fiscal, “aunque la ley no establece que ese sea motivo para una negativa de devolución. Están siendo muy exigentes con la documentación”.

 

A esto contribuyen, en opinión de Chavero Flores, los criterios normativos internos del SAT. La manera en que la autoridad interpreta la ley les permite exigir estos requisitos que en realidad no son obligatorios. Esto, dice, “a la postre conlleva a determinaciones de créditos fiscales en contra de los contribuyentes”. Encima, como en México los contribuyentes y los contadores con frecuencia prefieren llevar la fiesta en paz con el SAT y están acostumbrados a pagar los adeudos que se les presentan sin chistar, algunas veces por temor a ser auditados, no se defienden como debieran.

 

Con tal de cumplir con sus objetivos de fiscalización, el SAT introduce cada vez más requisitos de información a los contribuyentes. De hecho, según el estudio de KPMG mencionado anteriormente, la Ley de Ingresos es interpretada por los empresarios como la herramienta del gobierno para conseguir los recursos que sustenten sus gastos únicamente. Por supuesto, Hacienda y el SAT hablan de simplificar la carga administrativa a los contribuyentes. “Ellos lo venden así. Como se dice coloquialmente, para marearte. La realidad es que se complica porque la carga administrativa es cada vez peor”, dijo Chavero Flores.

 

Ejemplos de esto abundan. El jefe de IFA mencionó que para un informe para el que podrían bastar cinco preguntas, el SAT hace demasiadas. Aunque sean obvias. “Si compras material para construcción, te piden que reportes si hubo un flete de material, cuando todo mundo sabe que las empresas que venden el material te lo lleven sin costo adicional. Forma parte de la compra”, dijo. Otro ejemplo es el del buzón tributario, para el que ya es prácticamente necesario que se asigne a un responsable de monitorearlo en todo momento.

 

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