¿Lograrán recuperar al amor de sus vidas, los ratings?
Ya quedaron muy lejos los tiempos en que Televisa y TV Azteca, las televisoras más grandes de México, parecían tener asegurado el porvenir como los punteros de consumo en medios. Ambos gigantes, malheridos por la llegada de los medios digitales, intentan armar una estrategia que les permita salir de esta pesadilla: una telenovela en la que no parece que ellos, los protagonistas, vayan a lograr vivir felices para siempre.
Según un analista de Itaú BBA, en lo que va del año los ratings de Televisa han caído 24%, y los de TV Azteca 8%. Durante 2016 las caídas fueron de 16% y 14%, respectivamente. Esto se debe a que cada vez son más los mexicanos que optan por las opciones digitales de entretenimiento que, como Netflix, fueron puestas al alcance de más personas gracias a la Ley de Telecomunicaciones de 2013, que ayudó a bajar los precios de la banda ancha y el acceso al internet móvil.
Otro factor que podría influir en esta tendencia es que, bajo la legislación fiscal actual, los servicios de streaming extranjeros, como Netflix, no tienen que pagar impuestos, mientras que las opciones locales, como la televisión abierta, y aún los servicios de streaming mexicanos, como Blim, Claro Video o Cinépolis Klic, sí tienen que hacerlo.
Netflix, el principal antagonista de la telenovela, encabeza la lista de servicios de streaming de contenidos con 70.1% del mercado, seguido por Blim, con 17.5% y Claro video, con 9.3%, reveló un estudio de la firma de análisis e investigación The Competitive Intelligence Unit.
Para revertir esto, Televisa y TV Azteca ha intentado renovar su barra de programas con movimientos como la sustitución de Joaquín López Dóriga por Denise Maerker en el noticiario estelar de Televisa, y la producción de series como La Fiscal de Hierro, en TV Azteca. De momento la competencia local la va ganando Televisa, que acaba de recuperar una tajada considerable de los televidentes. Estamos aproximándonos cada vez más al clímax de la historia, pero resta aún por decidirse si las televisoras serán capaces de apelar a las audiencias más jóvenes y lograr así recuperar al amor de sus vidas: los ratings.
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