el Contribuyente

México no necesita otra bolsa de valores

Antonio Flores Aldama analiza por qué más que otra bolsa, se requiere mejorar la que tenemos.


Los mercados de valores han sido el lugar donde las empresas han encontrado una gran fuente de apalancamiento durante décadas. Al mismo tiempo, las personas se han beneficiado con el crecimiento de sus ahorros, por medio de inversiones en las compañías que ahí cotizan, como una alternativa a los rendimientos que ofrecen los bancos en México. Este año se pretende que inicie operaciones BIVA (Bolsa Institucional de Valores), que espera poder traer a la mesa un moderno conjunto de sistemas de operación.

Pero ¿cuál es la oferta actual y cómo es que las personas pueden comprar acciones de sus empresas favoritas? Actualmente, las personas pueden beneficiarse de los muy buenos resultados de algunas empresas que cotizan en la BMV (Bolsa Mexicana de Valores). Para poder hacerlo deben contar con una cuenta en alguno de los brókeres autorizados por la CNBV (Comisión Nacional Bancaria y de Valores). Ya que uno tiene una cuenta con estas empresas de intermediación, para poder comprar la acción deseada uno deberá colocar una instrucción de compra por teléfono o por medio de una plataforma que el bróker tenga para operar… y aquí es donde viene lo bueno.

En nuestro país se ha trabajado muy poco en los sistemas de estos brókeres. Actualmente todavía hay algunos que operan con órdenes por teléfono, como MONEX, lo cual puede poner en riesgo tu patrimonio. Por otro lado, está la interacción de la BMV con la bolsa de Nueva York. Hoy día se pueden comprar valores de algunas empresas estadounidenses desde México por medio de la BMV, en un sistema conocido como SIC (Sistema Internacional de Cotizaciones). Y aquí es donde se pone terrorífico el asunto, pareciera ser que se ha creado un mercado local secundario de acciones de las compañías listadas en el SIC. Por ejemplo, si uno compra la acción de $TSLA (Tesla Motors), el precio tiene una disparidad y es mayormente dominado por la oferta y la demanda en México. Es decir, si la acción de Tesla cotiza en su mercado de origen en $100 pesos, puede ser que la postura de venta en México sea de $110 pesos y no podrás comprarla hasta que no ofrezcas $110 pesos por ella, limitando el dinamismo en las operaciones.

El otro tema es que la BMV trabaja de 8 a 3 de la tarde y la bolsa de Nueva York tiene operación preliminar una hora antes de la apertura y una hora después del cierre. Esta situación no solo limita nuestra operación sino que pone en riesgo nuestra inversión. El caso más frecuente de esto es en la entrega de resultados de las empresas después del toque de la campana. Si Tesla reporta después del toque de la campana y lo hace mal, las acciones en “after hours” comienzan un descenso y no podrás venderlas hasta el día siguiente que la BMV comience operaciones.

Por otro lado, está el tema de las comisiones excesivas. En Estados Unidos uno paga $4 USD por cada operación que realice de compra o venta. En México los brókeres se han vuelto voraces y quieren cobrar por operación hasta 0.50%, lo cual es una locura, porque muchas veces en algunas acciones podrías tener sólo una ganancia de 1% y con la comisión prácticamente estarías trabajando para la casa de bolsa.

En conclusión, creo que antes de que se abra una segunda bolsa, se debería revisar lo que los brókeres ofrecen, antes de poder imponer a los clientes las altísimas comisiones de operación. Al momento de una pérdida, los únicos que llevan riesgo son los clientes y no estas instituciones. La BMV debería ser más dinámica en su operación, colocándose al nivel de las bolsas internacionales.

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