Los especialistas incluso predijeron la desaparición de las PC en favor de las tablets. La realidad es muy distinta.
Cuando las tablets alcanzaron su nivel de ventas más alto en 2014, muchos pensaron que éstas terminarían por reemplazar a las PC irremediablemente. Los motivos parecían bastante obvios. ¿Si puedes hacer lo mismo en una tablet, que es mucho más ligera y maniobrable que una PC, por qué alguien en su sano juicio no querría una? El día de hoy, la situación ya no es para nada obvia. Según predice Deloitte, prestigiosa firma de servicios profesionales, la venta de tablets caerá 10% en 2017, por lo que llegará a 165 millones de unidades alrededor del mundo.
Dentro de las predicciones de Deloitte también está un incremento considerable en las ventas de smartphones. La tendencia de las principales empresas de smartphones de hacer teléfonos con pantallas grandes, ideales para ver videos o navegar en internet, a la vez que mantienen las dimensiones necesarias para seguir siendo portátiles han hecho que los consumidores viren hacia los smartphones, dejando de lado las tablets.
Otros problemas a los que se ha enfrentado el sector son las limitaciones de capacidad de los equipos. Los usuarios que requieren equipos con una mayor capacidad, optan por comprar una PC, pues las tablets muchas veces no cumplen las expectativas de quienes realizan tareas más avanzadas. Algunas empresas han notado esto, por lo que han hecho esfuerzos considerables por fabricar tablets más sofisticadas. Por desgracia, de momento estos equipos siguen siendo demasiado caros, pese a que este año Apple lanzó su versión más “barata” a la fecha.
Así, las tablets están en la parte media del espectro, aplastadas por sus principales competidores: los smartphones y las PC. Con frecuencia los primeros son preferidos por su portabilidad y precio accesible, mientras que las segundas por su capacidad. El futuro de las tablets parece depender de un desarrollo tecnológico que permita que los fabricantes mejoren sus características y bajen los precios.