El Wacken Open Air, en Alemania, se prepara para que nadie se quede sin el vital líquido.
La necesidad de los consumidores impulsa la creatividad en los negocios y la de beber cerveza parece que motivó a los organizadores del Wacken Open Air. Ingerir cerveza en un festival de música como Coachella o el Corona Capital tiene sus inconvenientes. Además de que implica desplazarse entre la gente para comprar una bebida cara, un segundo “mal necesario” es tener que orinar continuamente.
Sin embargo, si eso no desmotiva tu ingesta de cerveza, entonces la solución del festival de heavy metal más importante del mundo podría ser un ejemplo a seguir para eventos similares. De acuerdo con Deutsche Welle, los organizadores del festival que se llevará a cabo del 3 al 5 de agosto en Wacken, construyen una red subterránea de ductos para distribuir la cerveza a los vendedores.
Ignoramos si la inspiración fue un capítulo de Los Simpson en el que Homero se convierta en el “Barón de la Cerveza”, pero lo cierto es que es una idea ambiciosa y creativa. La idea es que el llamado “cervezoducto” transporte alrededor de 400 mil litros de cerveza durante el festival.
Las tuberías estarán ubicadas a 80 cm de profundidad y el sistema tendrá una longitud total de siete kilómetros. Se espera que la asistencia al festival, donde participarán bandas como Trivium, Marilyn Manson y Megadeth, sea de 75 mil metaleros. Éstos consumirán –en promedio– 5.1 litros durante los tres días del festival.
Por ello, una sed radical requiere un sistema a la medida. Y el de las tuberías subterráneas permitirá servir una cerveza por segundo, gracias a su sistema de presión. Además de consentir a los asistentes, el terreno del lugar sufrirá menos daños y se ahorrará el costo de reparaciones extremas después del evento.
Por cierto, Coachella recibe a alrededor de 100 mil espectadores por día, por lo que un sistema de distribución subterránea de cerveza podría ser considerado para la edición de 2018. No lo intenten en casa. Lo que sí pueden intentar es tomar cerveza mexicana; ya superamos a Alemania y somos el cuarto productor mundial.