Que esos vuelos de negocios “voy y vengo” sean productivos… y cómodos.
1
Ten siempre una maleta ya empacada. No sólo ahorras tiempo, sino que ya sabes qué llevas dentro. Para no documentarla, elige una que cumpla con las medidas de tu aerolínea.
2
Busca la versión de viajero. Camisas que “no se arrugan” y corbatas tejidas suelen ser una buena combinación. Mete los calcetines en tus zapatos para mantener su forma.
3
Invierte en un smartphone que te permita estar conectado todo el tiempo, así como en una computadora adecuada. Recuerda revisar si la tienes que documentar, según la aerolínea.
4
Consulta apps como Google Trips, TripIt y WorldMate para mantenerte al tanto del estatus de tu vuelo y lo que puedes hacer al llegar a tu destino.
5
Conoce tu aeropuerto. Piénsalo como una tarea de espionaje; necesitas conocer todas las entradas y salidas para moverte en esos laberintos transformados en centros comerciales.
6
Benefíciate del tipo de cambio. Saca provecho de la mayor competencia que hay entre las casas de cambio antes de pasar a la sala de abordaje. Compra o vende esa moneda si te conviene.
7
Aprovecha el tiempo. Ese momento en el avión sin acceso a internet es el adecuado para hacer esa reflexión personal que te tiene inquieto. Es un oasis libre de redes sociales y llamadas. Es para ti.
8
Usa tus millas. No olvides acumular tus millas por los vuelos, incluso los que paga la empresa (lo que importa es a nombre de quién está el boleto). Aprovecha el upgrade en vuelos largos.
9
Mira a los ojos. Esa manera de ver a los sobrecargo es la clave para tener un mejor servicio. Recuerda que estás en sus manos. Si viajas en turista, pide que te pasen a business si hay espacio.
10
Hidrátate. Antes de abordar, toma suficiente agua y recuerda visitar el baño. El jet lag es principalmente deshidratación. Incluso en vuelos cortos. Ah, y evita el alcohol, por favor.