Por su parte, la industria niega que el impuesto haya tenido el efecto esperado.
Un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y de la Universidad de Carolina del Norte, concluyó que el consumo de refrescos ha disminuido en México, luego de la implementación del IEPS de un peso por cada litro de refresco. El impuesto fue introducido el primero de enero de 2014.
Con información de compras de 6,645 hogares mexicanos, de enero de 2012 a diciembre de 2015, el estudio concluyó que el consumo de las bebidas gravadas disminuyó 5.5% durante 2014 y 9.7% durante 2015, con una reducción promedio de 7.6%. Fue en los hogares más pobres donde hubo un efecto más pronunciado: su consumo de refresco disminuyó 9% en 2014 y 14.3% en 2015. El consumo de bebidas no gravadas incrementó 2.1% en el periodo que comprende la investigación.
En un estudio conducido en México, dice el artículo de la INSP y la Universidad de Carolina, 12.5% de la ingesta calórica diaria proviene de azúcares agregados; es decir, por encima del promedio de 10% recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En el caso de México, 70% de los azúcares agregados provienen de bebidas endulzadas: 9.8% de la ingesta calórica total. Por ello, un impuesto a los refrescos fue un paso lógico para reducir la ingesta de azúcares añadidos.
De acuerdo a otras fuentes, como Lorena Cerdán, directora general de ConMéxico, organización que representa a las empresas de bienes de consumo en México, el IEPS a refrescos no ha conseguido reducir la ingesta de estas bebidas. “En el caso de este impuesto la traducción es nominal, recordemos que es un peso por litro. Un peso recaudado es un peso vendido. Si recaudaste 13.1% más en los últimos tres años, significa que el consumo creció 13.1%”, dijo Lorena Cerdán en entrevista radiofónica para Enfoque Noticias.
El estudio elaborado por el INSP menciona que algunos análisis han concluido que no hubo ninguna reducción en el consumo de refresco durante 2015. Esto puede deberse, dicen, a errores metodológicos, como no ajustar los cambios en el tamaño y en la composición por edad de la población. De hacerse estos ajustes, sostienen, la venta per cápita de bebidas azucaradas sí se redujo en 2015.
En Berkeley, California, se empezó a cobrar un impuesto similar (de 1.09 centavos de dólar por onza) con muy buenos resultados. La venta de bebidas gravadas cayó 9.6% en Berkeley. Por su parte, las bebidas no gravadas, incrementaron su venta 3.5%. Debido a que las ventas de las bebidas saludables también aumentaron, incluyendo el agua y la leche, no hubo un impacto negativo en las ventas totales de bebidas. La cuenta media pagada por los consumidores en caja no aumentó.