el Contribuyente

Así operan los criminales que asaltan tráileres en las carreteras mexicanas

Un reportaje sobre el enorme incremento del robo a camiones de carga en carretera. 


Ciento ochenta por ciento es la proporción en la que se ha incrementado el robo a camiones de carga en carretera: de 568 casos en 2014 a 1,590 en 2016. Y estos son sólo los casos que las víctimas se han atrevido a denunciar a las autoridades de los estados. El problema es mayor a lo que sugieren los datos oficiales, de por sí alarmantes; existe un subregistro en las cifras. Incluso hay entidades consideradas focos rojos por la iniciativa privada que no figuran en la estadística gubernamental.

En su más reciente informe sobre el fenómeno, la organización FreightWatch International colocó al Estado de México, Querétaro y Guanajuato entre los primeros cinco lugares de incidencia de este delito. Sin embargo, las autoridades de esos estados no han reportado al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública un solo evento de esta naturaleza desde 1997, año en que inicia esta estadística.

Pese al subregistro, los datos oficiales muestran una clara tendencia al alza del delito, de suerte que el año pasado alcanzó un récord histórico: en todo 2016 se denunciaron 1,590 atracos, lo que equivale a 133 casos mensuales o cuatro diarios.

Las cifras oficiales también revelan que estos crímenes se cometen cada vez con más violencia –lo cual implica el uso de armas–. Mientras que hace 15 años el 84 por ciento de estos robos eran violentos, hoy el porcentaje alcanza el 94 por ciento de los casos.

El modus operandi más común sigue siendo esperar a que el tráiler haga una parada para saquearlo, sin embargo, especialistas consultados para este reportaje coinciden en que el delito se ha sofisticado a tal grado que algunos casos parecen sacados de programas de televisión detectivescos, como NCIS, CSI o cualquiera de las series policiales más populares de Estados Unidos. Se trata de operativos que involucran comandos armados, hackers, inhibidores de tecnología satelital, personal infiltrado
y, como sucede casi siempre que se habla de inseguridad en México, crimen organizado.

Robos “de película”
En palabras de Samuel Cacho de la Teja, presidente del Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP), “la delincuencia cada vez se las ingenia más: son más hábiles para este tipo de delitos… nosotros inventamos maneras de que no nos roben y ellos inventan formas para podernos robar”. Y las consecuencias para la industria han sido desastrosas: 550,000 millones de pesos en pérdidas de mercancía al año, según datos de la Asociación Mexicana de Seguridad Privada, Información, Rastreo e Inteligencia Aplicada (Amsiria).

Quienes se dedican al robo de transporte de carga operan en distintos niveles: hay desde bandas pequeñas hasta grandes estructuras que trabajan de manera sofisticada. Los grupos más organizados, señalan los expertos, no se limitan sólo a movilizar vehículos y comandos fuertemente armados para detener el tráiler, también cuentan con personal que no está en el lugar del asalto pero sí ayuda para que se consume el delito.

“Son más de 20 personas las que participan: el que da el aviso [del camión y la mercancía que lleva], los que llegan a abordarlo para luego llevarlo a un lugar de resguardo y los que sustraen la mercancía y se deshacen de los tractos y las cajas… Es toda una operación, muy eficiente: descargan camiones en menos de diez minutos”, afirma Alberto Rivera, presidente de la Amsiria.

A esto hay que agregar que los robatráileres se están modernizando. Hasta hace poco los aparatos de localización satelital GPS y GPRS servían para ubicar con facilidad las unidades robadas. Sin embargo, los delincuentes ahora utilizan bloqueadores de frecuencia, conocidos como jammers, para desaparecer los tractos incluso del radar de las empresas dedicadas a su monitoreo y localización.

Estos artefactos son similares a los que se utilizan en las penitenciarías para bloquear las señales de celular para evitar las extorsiones telefónicas. Pero la delincuencia encontró la manera de usar estas tecnologías a su favor: si puede bloquear la señal satelital de los teléfonos móviles, ¿por qué no la de los rastreadores de GPS instalados en tractocamiones?

“Nos enfrentamos a un nuevo fenómeno: el bloqueo de la señal con el jammer. Eso antes no sucedía”, señala Adrián Charansonnet, vocero de Skyangel, una empresa que provee servicios de monitoreo y soluciones integrales de seguridad.

Conseguir un jammer no es difícil. Se venden en internet desde 4,000 pesos y en sitios como Mercado Libre se pueden comprar otros más caros a cómodas mensualidades. Su tamaño no es mayor al de una caja de zapatos sobre la que se colocan varias antenas que inhiben la señal satelital, por lo que transportarlo tampoco es problema. En 2014, la Policía Federal detuvo a una banda dedicada a asaltar tráileres que llevaba un jammer dentro de una simple mochila escolar.

Estas bandas no suelen trabajar en un solo estado del país sino en varios, indican tanto el informe de FreightWatch International como un operativo hecho por la Policía Federal en abril de 2014. En aquella ocasión las autoridades detuvieron a siete miembros de un grupo delictivo vinculado a por lo menos quince averiguaciones previas por robo a transporte de carga, aunque no fueron detenidos juntos, sino en tres entidades diferentes: Jalisco, Querétaro y Guanajuato.

Todo comenzó con el reporte de hurto de un tractocamión cargado con medicamentos sobre la carretera que va de San Juan de los Lagos a Lagos de Moreno, en Jalisco. Los federales se movilizaron de inmediato hasta dar con el vehículo robado, que era conducido por Ismael Cruz Espinosa, de acuerdo con un comunicado de la dependencia.

Pero una persona no podía ser responsable de quince atracos, por lo que la investigación continuó. Gracias a las labores de inteligencia, se pudo conocer que Ismael Cruz era apenas una hebra de una red delictiva más compleja que tenía un modus operandi bien definido: cerraban el paso con un tractocamión a las unidades que pretendían robar, sometían al conductor y colocaban un bloqueador de señal satelital a la unidad para impedir su rastreo. Con la información recabada, la policía logró arrestar a tres personas más en el tramo carretero que va de León a Silao, en Guanajuato. Luego los federales aprehendieron en San Juan del Río, Querétaro, a una mujer señalada como la segunda al mando de la banda criminal.

Las investigaciones llevaron a las autoridades hasta una bodega en el municipio de Celaya, donde se guardaba la mercancía robada. En el lugar se localizaron dos contenedores con reportes de robo, dos semirremolques y un dolly (un equipo que permite unir dos semirremolques para ser jalados por un mismo tractocamión).

Finalmente el operativo regresó a Querétaro, donde se ubicó el camión empleado para cerrar el paso a las unidades robadas, el cual era tripulado por dos personas más que también fueron identificadas como integrantes de la organización delictiva.

Hackers, infiltrados y crimen organizado
Para entender mejor cómo funciona el robo de camiones de carga conviene dividir el delito en tres etapas: la planeación, la ejecución y el destino final de la mercancía sustraída.

En lo que respecta a la primera fase, resulta cada vez más notorio para los expertos consultados que la delincuencia tiene toda la información acerca de las mercancías transportadas de antemano, en especial las de alto valor.

“Se desencadena toda una fuga de información: qué productos llevan, a qué destinos van… Por eso cuando dicen ‘se robaron un camión de tantos millones de dólares, ¡qué casualidad que era el único que circulaba y el único que se llevaron!’ es porque ya tienen toda la información”, dice Alberto Rivera.

Para ello –continúa Rivera– el crimen se vale de la tecnología a la par que las empresas: “Hay
hackers que se meten [a los sistemas de información de las compañías] para identificar qué mercancías están en tránsito, qué líneas de transporte usan y qué transportista las lleva”, afirma.

Otra manera en que estos grupos obtienen información privilegiada es infiltrándose en el personal de las empresas. A principios de febrero, el medio de comunicación The Insight publicó un reportaje donde señala que en siete de cada diez robos a transporte de carga se encuentra involucrado un empleado que está al tanto del movimiento y el valor de las mercancías. Puede ser el chofer, el encargado de bodega o un administrativo.

La información de The Insight proviene de Sistema Ópalo, una compañía especializada en certificar la confiabilidad y honestidad de los trabajadores de diversas empresas desde el año 2000 y en cuya cartera de clientes figuran corporativos como DHL, Nestlé, Soriana, Paquetexpress y Coca-Cola.

Después de la planeación, viene la segunda etapa: la de la ejecución. En los últimos años se ha incrementado la violencia con la que se cometen estos delitos. De acuerdo con el informe de FreightWatch International, el 68 por ciento de los casos documentados en el primer trimestre de 2016 presentan dos características: ocurren mientras el tractocamión se encuentra en tránsito y el chofer es privado de su libertad.

Sólo 14 por ciento ocurre dentro de las instalaciones del cliente y siete por ciento cuando el transportista se detiene a comer, descansar, cargar gasolina o reparar alguna falla mecánica de la unidad. También destaca que los delincuentes comienzan a prestar mayor atención al robo a trenes (ocho por ciento de los casos), principalmente en Guanajuato y Querétaro.

Para parar a un tractocamión en tránsito generalmente se le cierra el paso con otros vehículos, de los cuales bajan personas fuertemente armadas para someter al conductor. En ocasiones, explica Samuel Cacho, colocan retenes falsos o se hacen pasar por policías.

La noche del sábado 14 de noviembre de 2015, agentes federales capturaron a seis personas relacionadas con asaltos a transportistas en Veracruz y Puebla. Además de armas de fuego, todos los detenidos portaban identificaciones y uniformes falsos con las siglas de la Policía Federal.

El último paso es la venta de lo robado. En este punto, los especialistas coinciden en que los delincuentes se siguen interesando por los productos de fácil reventa en el mercado negro, pero también en el formal. Alberto Rivera alerta que entre 2016 y 2017 también se ha incrementado el robo a transporte de gasolina y de diésel, productos que antes no eran blanco del crimen.

En las estadísticas de FreightWatch International encabezan la lista de productos robados los alimentos y las bebidas, seguidos por los combustibles y la mercancía de construcción e industrial. Aunque en menor medida, también son blanco del crimen los tráileres que llevan autopartes, electrónicos, misceláneos, químicos, tabaco, ropa y zapatos, farmacéuticos, productos para el cuidado personal, bebidas alcohólicas y productos del hogar y el jardín.

Pero los criminales no siempre van por la mercancía, sino por los propios camiones. Rivera alerta de varios casos en partes de Michoacán, Guerrero y Sinaloa –estados con fuerte presencia del crimen organizado– donde se roban tráileres. Son atractivos para estas organizaciones porque están blindados.

Lo barato sale caro
En México existen alrededor de 180 empresas dedicadas al rastreo satelital, custodia y monitoreo de la mercancía que se transporta a lo largo y ancho del país. Estas trabajan constantemente en innovaciones tecnológicas para hacer frente a las nuevas formas de robo. Gracias a ellas se han podido recuperar vehículos y mercancías completas. Y ya hay procesos en desarrollo para por lo menos contrarrestar el uso de jammers.

“Las tecnologías más nuevas permiten que el equipo [de localización] identifique cuando está bloqueado a través de un jammer y así tomar acciones para que las consecuencias sean menores”, explica Adrián Charansonnet de Skyangel.

De acuerdo con Alberto Rivera, cuando un equipo de geolocalización intenta ser bloqueado, éste manda una alerta a los centros de operaciones. Al encenderse la alarma, el personal de monitoreo interactúa directamente con la unidad de manera remota, ya sea estableciendo comunicación con el operador del tractocamión, escuchando lo que sucede en cabina o viendo lo que las cámaras del camión capten. También dan aviso inmediato a la autoridad, todo lo que sea útil para impedir el atraco o para recuperar el vehículo y con suerte también la mercancía.

Ambos especialistas coinciden en que hoy todos los vehículos y las mercancías pueden ser localizables si se reacciona de inmediato. Pero aún así muchas compañías de transporte no invirtien en sistemas de seguridad efectivos, o bien contratan servicios de empresas que pueden ser muy baratos, pero no tienen el personal calificado ni la experiencia ni la infraestructura suficiente para monitorear al cien por ciento el tráiler y, en todo caso, actuar con rapidez. Lo barato muchas veces sale caro, en suma, sobre todo porque los grupos criminales están todo el tiempo pensando en cómo evolucionar para mejorar sus operaciones y burlar los sistemas de seguridad de las unidades de carga.

“Hay muchas empresas improvisadas que te pueden ofrecer servicios extremadamente baratos, pero no dan ningún tipo de soporte”, afirma Charansonnet. Para el vocero de Skyangel, antes de contratar una empresa de seguridad hay que fijarse en al menos cuatro aspectos.

Primero, cerciorarse de que la compañía tenga experiencia suficiente en lo que dice hacer. Segundo, que tenga sus permisos locales y federales en regla, lo cual garantiza que la autoridad también reconoce que se trata de una firma que cuenta con la infraestructura, capacitación y planes de desarrollo adecuados para ofrecer sus servicios. El tercer punto es que cuente con certificaciones de calidad en sus procesos de operación, administración y dirección. Y finalmente, que cuente con el respaldo de un aval moral, que en el caso de Skyangel es la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital (Amesis).

Además de estos aspectos básicos, Adrián Charansonnet recomienda contratar una empresa que, más allá de proveer simples servicios de rastreo o recuperación de unidades, ofrezca un plan más integral que enfatice en acciones de prevención del delito. “Los sistemas satelitales actuales son económicamente muy accesibles si y sólo si el cliente le da una adecuada importancia a los protocolos de actuación y a los procedimientos para la protección de unidades y mercancías. Porque la recuperación no es el elemento más importante de los servicios actuales: lo más importante es no dejar de verlo. Recuperar un camión de carga es mucho más costoso que darle un monitoreo suficientemente adecuado”, opina Charansonnet.

En este punto, Skyangel ha generado aplicaciones para que sus clientes puedan ver en tiempo real la ubicación de su mercancía desde sus dispositivos móviles y desde allí gestionen estrategias para su
seguridad, lo que ha vuelto sus servicios más accesibles, eficientes y, sobre todo, rentables.

Si bien la tecnología es fundamental, existen otras acciones útiles para protegerse ante los robatráileres. Samuel Cacho resalta la importancia del mapeo de carreteras para hacer paradas en lugares seguros y con vigilancia. “El mapeo de las rutas es bien importante, el saber dónde sí puedes pararte y dónde no puedes hacerlo”, indica. El mapeo debe incluir la identificación de zonas de alto riesgo y puntos ciegos donde la señal satelital no llega. También es importante que el operador verifique que el vehículo se encuentre en perfectas condiciones antes de iniciar el viaje, lo que evitará realizar paradas imprevistas por alguna falla mecánica, e informe continuamente al centro de control de todas las situaciones de riesgo que se presenten durante su trayecto, para tener reacción inmediata.

Finalmente, los expertos concuerdan en que la coordinación entre la iniciativa privada con las autoridades federales y estatales ha resultado fundamental para la captura de grupos dedicados al robo de carga y en la recuperación de los vehículos y mercancías hurtados.

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