El director general del Instituto Mexicano de la Competitividad, hizo un análisis puntual sobre cómo enfrentar la era Trump.
Debido a la victoria de Trump en los Estados Unidos, el panorama económico no es muy halagüeño. No es un secreto para nadie. Sin embargo, repetir este mismo hecho una y otra vez tampoco ayuda demasiado; es momento de empezar a pensar en soluciones posibles. Esto fue precisamente lo que hizo Manuel J. Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco).
México debería, dice el director del Imco, tomar varias medidas para fortalecer su posición. Entre ellas están combatir la corrupción, fortalecer el mercado y la inversión interna y extender “incorporar el espíritu del capítulo 11 del TLC en la Constitucion en comercio electrónico y propiedad intelectual, para que los extranjeros de todo el mundo sepan que en México se va a respetar la propiedad de sus activos”, dijo.
Durante su campaña presidencial, Donald Trump arguyó en numerosas ocasiones el déficit comercial con México como una muestra de un trato injusto. El déficit comercial entre México y Estados Unidos es de 60 mil millones de dólares (mmdd) al año, lo que quiere decir que en un año México vende 60 mmdd más a EU que EU a México. Sin embargo, el déficit comercial con México no es el más grande que tiene Estados Unidos: su déficit con China es de 370 mmdd; con Alemania, de 74.9 mmdd y con Japón es de 68.6 mmdd. Por ello, en caso de que Estados Unidos ponga aranceles fronterizos a México, nuestro país debería responder comprando insumos de otros países.
El problema es que México es un país vulnerable por varias razones; México es un país relativamente pobre, con un comercio exterior poco diversificado (79% de las exportaciones y 65% de las importaciones de 2013 fueron con Estados Unidos) y con un problema importante de corrupción. Esto hace de nuestro país una víctima más fácil para Trump.
“Tenemos que creérnosla, somos competitivos. A pesar de nuestras deficiencias, logramos hacer enojar a los proteccionistas americanos. Algo debemos estar haciendo bien”, agregó.
El déficit comercial, dice Molano, esto no es una métrica tan precisa. Pues, por la intensidad del intercambio económico entre ambos países, una partícula de petróleo que México venda a EU puede convertirse en una manufactura plástica, regresar a México y convertirse en una autoparte, después regresar a los Estados Unidos y convertirse en un ensamble automotriz, para finalmente regresar a México y convertirse en un auto ensamblado.
No obstante lo anterior, Molano sugiere que el déficit comercial podría solucionarse si Estados Unidos comprase menos petróleo a México (lo que nos conviene a todos, pues lo haría invertir en energías limpias) y México comprara más gas a Estados Unidos. Además, dice, Estados Unidos podría cobrar un impuesto al capital que ingrese a Estados Unidos, pues tanta inversión ha tenido como consecuencia un dólar demasiado fuerte, lo que va en detrimento de la competitividad internacional del país.