Si hacemos a un lado el circo mediático y el oportunismo político, la celebración tuvo una importante derrama económica en la región.
Como tantas otras situaciones inverosímiles, el fenómeno en que se convirtió los XV de Rubí empezó como un afortunado accidente. Lo que habría podido ser una fiesta de XV años más, ni mejor ni peor que las miles que se celebran todos los años en el país, se volvió un fenómeno mediático de una proporción inusitada. Si bien no asistieron los 1.2 millones que confirmaron su asistencia en el evento de Facebook, según Protección Civil del estado de San Luis Potosí, hubo cerca de 30 mil asistentes.
Circo con entrada gratuita
Se ha hablado del evento desde muchas perspectivas; se ha resaltado el oportunismo político de varios funcionarios de la región, de la celebración extravagante, a la que numerosas celebridades de la farándula mexicana asistieron e, incluso, de las implicaciones culturales del acontecimiento. Lo que nos proponemos aquí es hablar de los XV de Rubí desde una perspectiva económica. Si bien no podemos calcular a ciencia cierta la cantidad de dinero invertida en la celebración, a través de otros indicadores no menos elocuentes podemos hacernos una buena idea de lo que estuvo en juego.
Cada quien su agosto
Según el presidente municipal de Matehuala, donde iba a ser la fiesta originalmente, hubo una ocupación hotelera de 70%. En Charcas, donde tuvieron lugar los XV años, la ocupación fue de 80%. El festejo se realizó en un predio de 80 hectáreas, de las que 40 se usaron para el escenario donde tocaron los grupos musicales, 20 se usaron como estacionamiento y otras 20 lo ocuparon puestos de comida y bebida. Hubo 45 puestos de alimentos de cadenas comerciales procedentes de distintos estados del país. Además, varias marcas aprovecharon la ocasión para “subirse al tren” ofreciendo patrocinios. Interjet, por ejemplo, dio descuentos de hasta 30% en los vuelos a San Luis Potosí y Mole Doña María ofreció comida para mil personas con un costo de 200 mil pesos.
Si bien no podemos estar ciertos de la magnitud de la derrama económica dejada por la celebración, si tomamos en cuenta todo lo anterior, podemos concluir que no fue nada despreciable.