Los beneficios que traerían al país fueron exagerados para lograr su aprobación.
Las reformas estructurales no han tenido un gran impacto en el crecimiento económico y no lo tendrán porque fueron “sobrevendidas”, afirmó el analista económico Jonathan Heath.
“No es que las reformas hayan fallado, sino que fueron sobrevendidas, nunca deberíamos haber esperado que fueran una panacea. En el largo plazo pueden ayudar al crecimiento económico pero en el margen, no como algo fundamental”, comentó el especialista a El Contribuyente.
Señaló que el gobierno de México las sobrevendió con el afán de que se aprobaran y que no tuvieron el impacto que la administración del presidente Enrique Peña Nieto esperaba, porque algunas llegaron muy tarde como, la energética.
“La Reforma Energética llega en un momento en que el precio del petróleo va a la baja y ya no es tan atractivo el sector energético como lo pudo haber sido cuando teníamos el petróleo a más de 100 dólares”, añadió el también doctor en Economía por la Universidad de Pensilvania.
El economista además indicó que el desempeño económico de México es bajo debido a la desaceleración económica mundial, en específico a la disminución en las exportaciones de Estados Unidos al resto del mundo por la fortaleza del dólar.
“Las exportaciones de Estados Unidos tienen un alto contenido de insumos importados desde aquí. El dólar, que se ha encarecido, ha hecho que las exportaciones de Estados Unidos al resto del mundo vayan a la baja y por ello demandan menos insumos desde México”, destacó.
Es poco a nivel local lo que se puede hacer para impulsar el crecimiento debido a que nuestro país es muy dependiente del entorno internacional, de acuerdo con el experto.
“México es un país muy abierto, que depende mucho de sus exportaciones para el crecimiento, y ahorita la demanda a nivel mundial está estancada, entonces no contamos con el motor principal de crecimiento”, sentenció Heath.
Grupos empresariales del país han considerado que las reformas estructurales han resultado mediocres y no han permitido que la economía mexicana avance más allá de su crecimiento inercial de entre 2% y 2.5% al año.