Acreedores ven con buenos ojos la nueva propuesta de Grecia; se espera llegar a un acuerdo a final de semana
El descubrimiento en 2004 de que Grecia falseó su contabilidad para entrar a la zona euro fue el inicio de una larga travesía para los griegos.
Atenas ha tenido que pedir dos rescates. La Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), conocidos en su conjunto como la troika, aprobaron un plan de ayuda de 110 mil millones en abril de 2010 y un segundo paquete de ayuda por 109 mil millones en julio de 2011.
Tras cinco años de recortes dictados por los integrantes de la troika, los problemas económicos de Grecia persisten. El gobierno de Atenas y sus acreedores buscan un acuerdo antes de que venza el siguiente pago de mil 500 millones de euros al FMI, el día 30 de junio.
Los griegos protestan contra medidas de austeridad
El pasado 21 de junio, miles de personas protestaron en contra de la austeridad en Atenas y de las exigencias de los acreedores, que consisten en aplicar reformas en materia de impuestos y pensiones.
No fue una manifestación a favor del gobierno, aunque dos de sus integrantes más distinguidos participaron en ella: Zoí Konstandopulu, presidenta del Parlamento Helénico, y Panayotis Lafazanis, ministro de la Reconstrucción Productiva, Medio Ambiente y Energía, y líder del ala dura del partido Coalición de la Izquierda Radical (Syriza, por sus siglas griegas), contraria a hacer concesiones a los socios.
La concentración fue alentada por el sindicato de la función pública (Adedy, por sus siglas griegas), uniones gremiales, colegios profesionales y una minoría de personas con banderas del partido de izquierda Syriza.
“La eurozona es el problema; la salida, la solución”, “Grecia no está en venta”, “nuestras almas no pertenecen a los prestamistas”, “no al euro, revocación del memorándum (del rescate)” y “condonación de la deuda”, fueron los lemas coreados y que se colocaron en las pancartas de protesta.
Grecia cede
A pesar de las protestas, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, presentó el lunes una propuesta a los países europeos para ir acordando las medidas de rescate. Cedió en lo que para su gobierno era intocable: las pensiones.
De acuerdo con un documento al que tuvo acceso el diario El País, la oferta propone elevar progresivamente –hasta 2025- a 67 años la edad “más temprana posible” para la jubilación, en contraposición a los 62 años de retiro anticipado que proponían las autoridades griegas en su propuesta anterior, fechada en mayo de 2015.
Con este plan sobre la mesa, Atenas cree ahora que podrá ahorrar 350 millones de euros de su Producto Interno Bruto (PIB) entre 2015 y 2016, frente a los apenas 70 millones que proponía el Ejecutivo hasta este lunes; es decir, un ahorro cinco veces mayor.
La penalización para aquellos que se jubilen de manera anticipada sigue siendo la misma: hasta un 16 por ciento de la propia pensión.
El paquete incluye medidas duras para la población: básicamente, aumentan todas las contribuciones al sistema de seguridad social.
Otro de los cambios es el calendario. Tsipras proponía antes aplicar sus propuestas el 1 de enero de 2016, pero ahora, tras la presión de los acreedores, se compromete a hacerlo “inmediatamente”.
Tsipras acepta finalmente los objetivos fiscales fijados por los acreedores: un 1 por ciento de superávit primario en 2015, sin contar los intereses, un 2 por ciento el año próximo, el 3 por ciento en 2017 y el 3.5 por ciento en 2018, según la propuesta de 11 páginas remitida a Bruselas, Bélgica, para que los países europeos la analizaran en una reunión extraordinaria que se llevó a cabo el lunes en la noche, antes de la eurocumbre del miércoles.
“La respuesta del gobierno griego a los requerimientos de las instituciones para las metas fiscales es absoluta y completa”, dice el documento firmado por Tsipras.
“Las medidas incluidas superan los objetivos previstos por la troika”. El gobierno griego aprobará medidas que supondrán un incremento de los ingresos fiscales del 1.5 por ciento del PIB este año y del 2.9 por ciento en 2016.
Eurogrupo recibe con optimismo la propuesta
Europa reaccionó con las primeras señales de acuerdo político, que debe traducirse en un pacto definitivo a final de semana, y disiparon los riesgos de salida del euro.
Berlín, París y Bruselas aseguraron que la propuesta griega es “una buena base” para cerrar la crisis griega. Tanto la canciller Angela Merkel como el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dieron prácticamente por hecho el acuerdo esta semana.
Berlín, el eurogrupo y las instituciones anteriormente conocidas como troika dieron la bienvenida -con reservas- a la nueva propuesta griega, que incluye aceptar las metas fiscales de los acreedores y un endurecimiento en la reforma de las pensiones.
Ambas partes cedieron: Atenas hizo concesiones, aunque su propuesta queda todavía lejos de lo que pedían los acreedores a principios de junio. Y los socios emitieron señales de acuerdo político, que se podría concretar este 24 de junio, con la aprobación del eurogrupo.
Queda un camino difícil por delante, asegura el diario español. Si esta propuesta se traduce en un pacto definitivo, Tsipras tendrá que venderlo en su país, en su Parlamento y en su gobierno: el flanco izquierdo de Syriza y la derecha nacionalista con la que se ha aliado pueden poner peros y provocar una crisis política.
Tsipras espera como contrapartida la reestructuración de deuda. Atenas y los acreedores llevaban cinco meses discutiendo, desde la victoria electoral Tsipras como candidato de Syriza, el 25 de enero, con sus promesas de fin de la austeridad. Esa situación ha llevado a sembrar dudas sobre un posible impago de Atenas al FMI (1,500 millones de euros a fin de mes) y al BCE (7,200 millones de euros en verano).
“Con Grecia nada es seguro al 100 por ciento, pero el final del túnel está un poco más cerca”, indicaron fuentes del Eurogrupo (con información de El País).